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Gerson Gómez

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La silla de la paciencia

Debíamos memorizar las fechas históricas nacionales. Las infalibles tablas de multiplicar. Como armar los enunciados primarios y los secundarios. Artículo, sujeto, adjetivo calificativo, verbo, hasta el modificador circunstancial.

Al benemérito de las Américas. El respeto al derecho ajeno es la paz. El criollo padre Hidalgo, el personaje con pañoleta de Morelos, la valiente Corregidora.

Los correctivos del jalado de patillas. Las fichas en las rodillas en medio del patio de recreo. Los reglazos con el metro de madera. Luego llego el utensilio de metal. Corte escolar de cabello. Nada de greñas largas.

Niñas calcetas hasta la rodilla. Las faldas casi al tobillo. El preceptor salió del salón. Deja encargado a la incorruptible, incondicional y muchas veces inteligente, además de chismosa, en la pizarra. Anotar ahí quienes se portaron bien. Los otros, la inmensa mayoría en el despapaye saludable de volar aviones de papel. Jugar guerras de bolitas ensalivadas con cerbatanas de plumas atómicas.

La carrilla fue cosa de todos los días. Sobrevivimos incluso con la frase a la salida de la escuela, a la vuelta, ahí nos vemos. A tiro cantado, las habladurías de posibilidades para el cerdo ganador o el pusilánime perdedor.

Toda generación lleva a sus inolvidables héroes en hombros.

Generaciones emergentes. Las llaman cristal. Les confinan a la reflexión comunitaria. En el rincón existe la silla de la paciencia. Piense, reflexione, analice

A Concepción con sobrenombre Chon, en el primero de secundaria, le temíamos. Casi a sus 15 años continuaba cursando el año inicial. Alto, con sobrepeso y bigote. Podía hacer de nuestra incipiente adolescencia toda clase de escarnios.

Jamás caímos en sus manos. Rey sin corona. Exhibicionista, bravucón, colérico y burro, sin ofender al reino animal.

Nos recuerda mucho al demente, senil, provocador, narcisista y engreído personaje presidencial anaranjado del país vecino.

Ha logrado su meta terciaria. Unir a todos, incluso a muchos de sus seguidores republicanos, al movimiento No Kings. Marcharon millones en cientos de ciudades por todo e mundo.

La inmensa mayoría generacional del personaje chiflado, ya están en casa de retiro. Juegan bingo, recuerdan sus logros beneficiosos. El legado de la vida productiva. Desayunan, comen y cenan con horario fijo. Resarcen los errores con quienes agraviaron. No provocan el caos, la muerte y la destrucción.

Vaya diferencia.

Debemos invitar al personaje a tomar asiento en su lugar preferido. La silla de la paciencia. Volteado a la pared. Sin ponerle orejas de burro. Esas ya se las colocó solo.