
La Paz vivió este jueves una jornada de alta tensión política cuando Jeanine Áñez recuperó su libertad después de permanecer cuatro años y ocho meses en el penal de Miraflores. La decisión del Tribunal Supremo de Justicia de anular la sentencia de diez años que la mantenía presa por el caso “Golpe II” marcó el cierre de un capítulo que dividió al país desde 2021.
La exmandataria abandonó el recinto penitenciario acompañada de sus hijos y su equipo legal, mientras un grupo de ciudadanos la esperaba a las afueras del penal. Entre abrazos y ovaciones, la escena reflejó el ánimo de quienes consideraban que su detención prolongada simbolizaba una herida abierta en la política boliviana.
Carolina Ribera, hija de Áñez, confirmó que su madre permanecerá en La Paz unos días más para asistir a la toma de posesión del presidente electo Rodrigo Paz Pereira, programada para este sábado 8 de noviembre. Una vez concluido el acto oficial, la exgobernante regresará a Trinidad, donde ya se organiza una concentración multitudinaria para recibirla.
La liberación de Áñez no sólo reacomoda el tablero político, sino que reaviva un debate que parecía dormido: el uso de la justicia en medio de disputas de poder y la necesidad de revisar procesos que, para muchos bolivianos, aún siguen sin una resolución clara.
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