
Monterrey vivió una noche de auténtico embrujo literario. Irene Vallejo, recientemente distinguida con el Premio Nuevo León Alfonso Reyes 2025, continuó su estancia en la tierra del Regiomontano Universal envuelta en afecto, admiración y una conexión inmediata con el público que la sigue: un vínculo tejido únicamente por su palabra.
La autora española encabezó un Diálogo Magistral en la Gran Sala del Teatro de la Ciudad, uno de los eventos centrales de su visita, organizada por el Gobierno de Nuevo León, la Secretaría de Cultura, CONARTE y las principales instituciones académicas del estado: UANL, Tecnológico de Monterrey, UDEM y U-ERRE.
La escritora y académica María de Alva abrió el encuentro recordando cómo El infinito en un junco encontró su camino entre lectores en los días en que el mundo se replegó a la incertidumbre y las pantallas. Un libro que, dijo, “se coló en casas, clubes de lectura, universidades y conversaciones, regresándonos la certeza de que somos palabras, que la vida y la historia están hechas del mismo hilo que los libros”.
Vallejo evocó los años en que escribió su obra más conocida, publicada en 2019, cuando creía que sería la última de su carrera. El nacimiento de su hijo Pedro —bautizado así en homenaje a Pedro Páramo— y los cuidados médicos que requería la llevaron a despedirse íntimamente de su vocación.
“Este libro es una carta de amor. Pensé que sería mi despedida como escritora, y por eso es un recuento de todo lo que la lectura me había regalado”, compartió ante un público atento y conmovido.
La audiencia, a la que ella misma llamó la “Tribu del Junco”, vivió la charla como un acontecimiento. Jóvenes y adultos se reconocieron en su defensa de la lectura compartida, la relectura de los clásicos y la vigencia de los libros como refugio y memoria.
“Me emocionó escucharla. El infinito en un junco se siente como el trabajo de su vida, y poder verla hablar de él con esa pasión es un regalo”, comentó una de las asistentes al finalizar el encuentro.
La magia no terminó en la sala. En el vestíbulo del Teatro de la Ciudad, Vallejo permaneció casi cuatro horas firmando ejemplares, conversando con lectores y transformando el espacio en una auténtica ágora contemporánea, colmada de gratitud, libros y momentos que Monterrey difícilmente olvidará.
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