
El sorteo del Mundial 2026 prometía emoción, pero terminó siendo un maratón de discursos, números musicales y momentos incómodos que parecían no tener fin. Entre los puntos más comentados estuvo la presentación de “Desire”, un tema que ni las aclamadas voces de Robbie Williams y Nicole Scherzinger pudieron salvar; un himno que “en teoría” busca transmitir paz y unidad (cero presencia del ritmo mexicano), pero que en redes sociales solo provocó confusión, memes y un sonoro “¿esto era necesario?”. La balada melancólica contrastó con décadas de ritmos vibrantes que definieron la identidad musical de la Copa del Mundo, desde “La Copa de la Vida” hasta “Waka Waka”.
Las reacciones no tardaron. En Twitter, los usuarios calificaron “Desire” como “aburrida”, “una balada sin energía” e incluso “outro de película de guerra”. Otros fueron más directos: “Quiten esa basura”, “Devuélvannos el fútbol, por favor” y “Queremos canciones del Mundial como antes”. Entre tanto meme, hubo quienes agradecieron que la FIFA se alejara de géneros urbanos, pero la mayoría coincidió en que el tono solemne del tema no refleja la energía mundialista. La mezcla de decepción y humor dejó claro que el público esperaba algo que al menos diera ganas de levantarse del sillón.
Aunque la canción fue presentada meses atrás, su “bautizo oficial” ocurrió en este sorteo, una ceremonia tan larga que terminó pareciendo una gala de premiación más que un evento deportivo. Entre presentaciones musicales, entrevistas, jefes de Estado… y el anuncio de un show de medio tiempo para la final (costumbre del Super Bowl y de ningún otro deporte) la FIFA dejó claro que lo suyo ya no es solo fútbol, sino espectáculo. Para muchos aficionados, este giro es otra señal de cómo la organización se ha alejado del deporte para abrazar completamente la lógica del entretenimiento según Estados Unidos.
Y si algo confirmó esta ceremonia, fue el protagonismo de Donald Trump. El presidente de Estados Unidos recibió un recién inventado “Premio FIFA de la Paz”, un reconocimiento que Infantino entregó con un discurso casi reverencial. El contraste no pasó desapercibido: un galardón a la “paz” en manos de un gobierno que ha apoyado bombardeos en Medio Oriente, respaldado el genocidio en Gaza, bloqueado resoluciones de alto al fuego y negado visas a delegaciones como Irán y Haití para asistir al propio sorteo. En redes lo llamaron “distopía mundialista” y “la ceremonia más rara en la historia del futbol”.
En paralelo, las irregularidades diplomáticas rodearon el evento: representantes iraníes y haitianos enfrentaron restricciones migratorias; organizaciones de derechos humanos alertaron sobre el riesgo para aficionados extranjeros en territorio estadounidense; y la tensión geopolítica se coló en cada análisis sobre el torneo. Mientras tanto, la FIFA hizo silencio, apostando por una narrativa de armonía que ni la propia “Desire” logró sostener.
Por: Abril Ledesma- eitmedia.mx
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