
Sergio Pintado
A días de la firma del acuerdo Mercosur-Unión Europea, el bloque europeo apunta a endurecer las medidas de protección a su sector agrícola, añadiendo exigencias a productores sudamericanos. Expertos consultados por Sputnik señalaron que la demanda de “estándares europeos” puede hacer perder acceso a productos cárnicos del Mercosur.
A pocos días del 20 de diciembre, la fecha en la que el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, pretende estampar las firmas definitivas que concreten el acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea, el bloque europeo volvió a dar una señal que agrega incertidumbre al acuerdo que se negocia desde hace más de 25 años.
En su última sesión, la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo aprobó —con 27 votos a favor y solo ocho en contra— un protocolo para activar las salvaguardas que permitirían a los países europeos suspender las preferencias arancelarias a productos del Mercosur en caso de productos agrícolas europeos se sientan “amenazados”.
Los eurodiputados dieron aprobación a un protocolo para activar las medidas de protección a los productores europeos.
Con el nuevo procedimiento, las salvaguardias se activarán en caso de que las importaciones de “productos agrícolas sensibles” como carne vacuna o pollo aumenten un 5% en promedio durante tres años. El requisito resulta más restrictivo para el Mercosur que el incluido originalmente, que solo preveía activar la protección cuando el aumento era mayor a 10%. La Comisión Europea también aprobó acelerar las “investigaciones” previstas que definen la aplicación de las medidas. Así, el tiempo de análisis pasará de seis a tres meses en general y de cuatro a dos meses para “productos sensibles”.
Los legisladores europeos decidieron, además, añadir una enmienda no prevista inicialmente para incorporar “una obligación de reciprocidad” para que los países del Mercosur queden comprometidos a aplicar “las normas de producción de la Unión Europea”.
“Claramente, estas medidas intentan apaciguar la oposición agrícola al acuerdo, particularmente la de los países con comunidades agrícolas más fuertes como Francia, Polonia o Irlanda, para asegurar el espacio político necesario para la aprobación del acuerdo tanto en el Consejo Europeo como posteriormente su ratificación en el Parlamento Europeo”, dijo a Sputnik el analista internacional uruguayo Nicolás Pose.
El experto diferenció el texto aprobado por los eurodiputados entre dos componentes: mientras el ajuste del protocolo para las medidas de protección apunta “a generar mecanismos más expeditos” y no necesariamente significa un cambio sustancial en lo acordado previamente, el segundo componente sí puede resultar más problemático, al pretender aplicar obligatoriamente al Mercosur estándares de producción europeos.
Para Pose, este aspecto puede interpretarse como un intento del Parlamento Europeo de “modificar los contenidos del acuerdo”, ya que la aplicación obligatoria de estándares europeos para productos del Mercosur no estaba incluida en el texto acordado entre ambos bloques.
Menos acceso para la carne del Mercosur
También consultado por Sputnik, el economista argentino especializado en Comercio Exterior, Miguel Ponce afirmó que el proceso de aprobación del acuerdo demuestra que existe “un claro conflicto entre dos visiones del comercio internacional”.
En ese sentido, señaló que mientras los tradicionales Tratados de Libre Comercio (TLC) buscaban centrarse en “la reducción recíproca de aranceles y cuotas en busca de eficiencia económica y ventajas comparativas”, la Unión Europea apunta a nueva filosofía en la que ya no solo importa el comercio, sino también “alinear valores y modelar cadenas de suministro globales”.
Bajo esa interpretación, Ponce consideró que las salvaguardas defendidas por Europa no son meros “parches” sino “el núcleo del acuerdo político” para los europeos. “La carne de res del Mercosur no compite solo con la carne irlandesa, sino con el ‘Pacto Verde Europeo'”, ejemplificó el analista.
“Las exigencias de trazabilidad individual, la vinculación con la deforestación histórica y los requisitos de bienestar animal incrementarán costos de forma sustancial. Productores que no puedan demostrar el cumplimiento, muchos pequeños y medianos, quedarán automáticamente excluidos del mercado europeo, aun cuando el acuerdo en sí reduzca los aranceles”, subrayó el experto argentino. Ponce advirtió que la producción de carne del Mercosur será “el sector más afectado” y que el esquema planteado por Europa “convierte la ‘oportunidad’ de acceso preferencial en una barrera técnica de entrada muy alta”.
En la opinión del especialista argentino, este escenario complejiza la firma del acuerdo el 20 de diciembre, durante la cumbre del Mercosur que se celebrará en la ciudad brasileña de Foz de Iguazú. Para Ponce, la firma debería incorporar los nuevos requisitos y significaría “una ventaja de negociación enorme para los países europeos más proteccionistas”.
Pose, por su parte, apuntó que la incorporación de estándares europeos sí podría complicar la firma del acuerdo en la fecha prevista, por lo que consideró que la mejor alternativa para asegurar la rúbrica es que la Unión Europea presente este nuevo protocolo “como un instrumento que no es mandatorio y no obliga al Mercosur a adoptar este formato”.
¿Se retrasa la firma del acuerdo?
Así las cosas, que haya una firma el 20 de diciembre en Brasil dependerá, según el analista uruguayo, de si los gobiernos en ambos lados del Atlántico “privilegian la señal política que se envía con la firma del acuerdo o si esto genera un descarrilamiento del proceso”.
Para Miguel Ponce, la situación que se plantea amerita “un reanálisis” del acuerdo por parte del Mercosur en el que los países del bloque sudamericano vuelvan a poner sobre la balanza “el costo-beneficio real” de un tratado comercial de estas características con Europa.
“¿El acceso a un mercado más exigente y caro compensa la inversión en certificación y el riesgo de sanciones? ¿O es mejor priorizar mercados asiáticos con reglas menos complejas?”, se preguntó el especialista en comercio exterior.
Pose acotó que los países del Mercosur también podrían utilizar estas salvaguardas para proteger a sectores que considere que puedan resultar desfavorecidos por el acuerdo, aunque reconoció que, en el bloque sudamericano, ha habido mucha menos resistencia al acuerdo, incluso entre sectores manufactureros de Brasil.
El experto uruguayo especuló con que el Mercosur podría aplicar, en todo caso, algún tipo de salvaguarda “espejo” a las europeas en sectores puntuales como los vehículos, las autopartes, algunos sectores de la industria química, el acero o algunos rubros de electrónica.
De todas maneras, aclaró que no imagina que el bloque sudamericano aplique verdaderamente medidas equivalentes en represalia a las exigencias europeas. Sputnik
Fuente: https://noticiaslatam.lat/
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