Río de Janeiro (Brasil).- Representantes de favelas (barriadas informales) de todo el mundo se dieron cita el fin de semana en la segunda edición del Foro Mundial de las Favelas, celebrado en Río de Janeiro, donde se lanzaron diez objetivos globales, al estilo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, según contó en una entrevista con la Agencia Sputnik uno de los impulsores de la reunión, Marcus Vinicius Athayde.
“El principal desafío que quisimos colocar en primer lugar en los objetivos globales es el de la vivienda: hay millones de personas sin casa, que viven en zonas insalubres o en zonas que ni deberían existir”, dijo el referente, recordando que según la ONU en todo el mundo hay 1.100 millones de personas viviendo en asentamientos informales.
En Brasil se llaman favelas; en otros países “villas miseria”, “caseríos”, “slums”, barriadas. Los nombres varían, pero las realidades en común traspasan las fronteras. En la reunión de Río de Janeiro se dieron cita 73 delegaciones, de 102 países en total, que forman parte de esta joven organización internacional.
El encuentro fue impulsado por la Central Única de las Favelas (CUFA), una de las principales organizaciones de representación de las favelas brasileñas, fundada en 1999 por un grupo de jóvenes de la barriada carioca de Cidade de Deus.
El pasado mes de octubre, la organización fue premiada por la ONU en Roma en la categoría “Resiliencia”, como uno de los agentes clave para cumplir los 17 ODS.
Athayde, presidente global de la CUFA, es ahora el máximo responsable de coordinar el trabajo con otras organizaciones similares en otros países, y explica que Brasil tiene mucho que aportar porque es el país que tomó la delantera y logró poner a la favela en el centro del debate público, presionando a las distintas administraciones para crear políticas focalizadas en los problemas de los habitantes.
“Un diferencial de Brasil es que fue el primer país en reconocer a la favela y a pensar en políticas que hablen de la favela y desde la favela. Tal vez sea pionero en tratar este asunto, ahora quizá ya sea hora de crear un “ministerio de las favelas”, arriesga el joven dirigente.
En los últimos años, las favelas lograron victorias importantes, como una mirada más atenta del censo que elabora el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), que ahora, por primera vez en décadas, dispone de valiosas y detalladas informaciones sobre todos sus vecinos.
En Brasil, un total de 16.390.815 personas (el ocho por ciento de la población) vive en favelas, que se distribuyen en 12.348 comunidades en todo el país.
Los datos disponibles hasta ahora, muestran, por ejemplo, que el 64 por ciento de sus habitantes viven en calles sin árboles y el 62 por ciento en vías estrechas por donde no puede pasar un camión o un autobús.
Los datos, clave para instaurar políticas públicas que mejoren la vida de la gente, empiezan a aflorar tras años de vacío. Pero antes, ante la falta de información oficial, fueron los propios habitantes los que recopilaron información sobre sí mismos, en organizaciones como Data Favela.
Para Athayde, esa experiencia es muy valiosa y ya empieza a replicarse en otros países, como Mozambique y Angola; algo que atribuye a la proximidad lingüística y cultural que Brasil tiene con estos países africanos.
Entre los temas tratados en el foro, hubo uno imposible de esquivar: el de la presencia de grupos de narcotraficantes y otras organizaciones criminales, y la actuación de las fuerzas policiales. Sobre todo después de que, en noviembre, una incursión de la Policía Militar dejara 122 muertos en la operación más letal de la historia de Río de Janeiro.
Athayde asume que es un tema que aún impacta a representantes de países que, aunque también conviven con barriadas, “tienen grados de violencia menores, como en Europa, donde es difícil encontrar fusiles en la calle”.
Los representantes de las decenas de países presentes en el foro de Río dedicaron un día a reunirse en la sede de la CUFA, a los pies del Complexo da Penha, muy cerca de donde sucedió la matanza policial, para escuchar los relatos y demandas de vecinos y familiares. (Sputnik)
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