
La Victoria Alada, pieza emblemática del patrimonio histórico de Nuevo León, volvió a lucir en la fachada principal del Palacio de Gobierno tras concluirse un proceso de restauración que devolvió estabilidad y presencia a la escultura elaborada hace más de un siglo.
El Gobierno del Estado, a través de la Secretaría de Cultura, informó que la intervención permitió atender daños acumulados por décadas de exposición al clima. La obra, de más de tres metros de altura y fabricada en láminas de cobre unidas con remaches y soldadura de estaño, fue manufacturada a inicios del siglo XX por la Casa Mullins de Estados Unidos, la misma que produjo las esculturas del Arco de la Independencia. Desde entonces forma parte del conjunto arquitectónico original del inmueble.
Melissa Segura Guerrero, titular de la Secretaría de Cultura, detalló que la pieza presentaba suciedad adherida, fisuras, corrosión en distintos puntos, pérdida de recubrimientos y debilitamiento en uniones debido a la desaparición de remaches. También se detectaron parches y restos de pintura de una intervención previa.
El diagnóstico llevó a un proyecto integral coordinado por la Secretaría de Cultura y el Fideicomiso de Patrimonio Cultural, con la participación de la empresa IG Restauración, bajo la dirección de la restauradora Ingrid Jiménez Cosme y un equipo de especialistas. El trabajo comenzó con estudios técnicos que guiaron cada etapa para garantizar compatibilidad con los materiales originales.
La intervención comprendió la limpieza del metal, la revisión estructural y el refuerzo de uniones, la incorporación de nuevos elementos de sujeción, la consolidación del sistema de anclaje y, posteriormente, la reintegración cromática y el tratamiento de pátina. El proceso concluyó con un recubrimiento protector que resguardará a la pieza frente a la lluvia, el viento, la radiación solar y las variaciones de temperatura.
Según la Secretaría de Cultura, la restauración permitió recuperar la integridad visual y estructural de la escultura, reafirmando su lugar como uno de los referentes más representativos del patrimonio de Nuevo León. La dependencia subrayó que esta intervención refleja el compromiso estatal con la conservación de los bienes culturales y la protección de los símbolos que fortalecen la identidad colectiva.
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