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Gerardo Ledezma

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Si las máquinas hablaran, más de uno pediría fuero… y el pulser no está para encubrir a nadie

En un país donde la responsabilidad suele extraviarse entre discursos y amistades incómodas, cualquier accidente grave termina convertido en un campo de batalla político. El reciente descarrilamiento del Tren Interoceánico en el Istmo de Tehuantepec no es la excepción. Mientras autoridades buscan despejar señalamientos que rozan los círculos cercanos al ex presidente López Obrador, la investigación técnica avanza en una dirección menos complaciente: hacia los datos duros que quedaron registrados en la locomotora.

La Fiscalía General de la República confirmó que su equipo trabaja en la extracción y análisis de información del pulser, el dispositivo conocido como la “caja negra” del tren, encargado de registrar la velocidad, el uso de frenos y las alertas que se activaron antes del siniestro. Ese archivo interno, inmune a narrativas políticas, será determinante para conocer qué ocurrió en los momentos previos al accidente que dejó víctimas mortales y heridos.

Peritos de la Agencia de Investigación Criminal, especializados en áreas que van desde criminalística de campo hasta ingeniería civil y seguridad industrial forense, realizan mediciones en la vía férrea para identificar si hubo fallas estructurales o factores externos que intervinieron en el descarrilamiento. Las entrevistas con la tripulación y el personal administrativo continúan bajo los protocolos de cadena de custodia, mientras el análisis de la unidad revisa también los registros de mantenimiento para descartar omisiones en la supervisión del material rodante del Corredor Interoceánico.

La investigación no se limita al tren: se revisan rieles, durmientes y sistemas de señalización para valorar si la causa estuvo en la infraestructura, en una falla mecánica o en un error humano.

En palabras del titular de Marina, el pulser es un registrador resistente a impactos, integrado a los sistemas de a bordo, que documenta datos como la velocidad, la posición del acelerador y la presión de los frenos. “Este dispositivo permite documentar con precisión los movimientos, velocidades y condiciones técnicas del convoy antes y durante el incidente”, explicó Morales Ángeles. Es, en otras palabras, el único testigo incapaz de mentir.

Mientras las versiones intentan acomodarse y los señalamientos buscan dueño, los datos serán los que dicten el rumbo final de la investigación. Las vías, al final, siempre cuentan su historia. Ojalá que está terrible historia de muerte no quede impune.

Por lo pronto, nuestros mejores Deseos para 2026.

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