
Rodrigo Abelenda
Montevideo, 29 dic (Sputnik).- La decepción marca el cierre del año para los países del Mercosur tras la postergación del Tratado de Libre Comercio (TLC) que el bloque preveía firmar con la Unión Europea (UE), un hecho que deja en la incertidumbre al principal punto de su agenda exterior.
La guerra arancelaria desatada por el presidente de EEUU, Donald Trump, renovó la voluntad política para firmar el acuerdo luego de 26 años de negociaciones.
La rúbrica, que hubiera implicado la creación de una zona de libre comercio de 700 millones de personas, estaba prevista para la cumbre del Mercosur (Mercado Común del Sur) que tuvo lugar el sábado 20 de diciembre en Foz de Iguazú (sur de Brasil).
Sin embargo, la firma se aplazó para mediados de enero a pedido de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que solicitó más tiempo para asegurarse de que los productores agropecuarios de su país no se van a ver perjudicados por la entrada masiva de productos del Mercosur.
La postura de Italia, sumada a la oposición de Francia (que desde el inicio de las negociaciones se opuso al tratado) provocó que el Consejo Europeo no alcanzara las mayorías necesarias para mandatar a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a viajar a Brasil para firmar el TLC.
La decisión provocó malestar en el Mercosur, cuyos líderes transmitían una y otra vez que el acuerdo tenía el apoyo de la contraparte europea.
De hecho, en la declaración final de la cumbre de Foz de Iguazú, los Estados miembros del Mercosur (Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay) manifestaron su “decepción” por la imposibilidad de firmar el TLC “debido a la falta de consenso político (…) en las instancias comunitarias europeas”.
En la declaración, el bloque sudamericano subrayó que el texto del acuerdo “es el resultado de un equilibrio cuidadosamente alcanzado tras 26 años de negociaciones y que su firma enviaría una señal positiva al mundo en la actual coyuntura internacional, fortaleciendo la integración entre ambos bloques”.
FUTURO
Ahora las gestiones de lado del Mercosur para fijar la fecha de la firma quedaron a cargo de Paraguay que recibió de Brasil la presidencia pro témpore de la organización sudamericana.
Bruselas, por su parte, envió una carta al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula Da Silva, en la que le transmite el “firme compromiso” de la UE en “proceder” con la firma “a comienzos de enero, en una fecha que será acordada entre ambas partes”
Sin embargo, aún es difícil determinar de qué forma Italia va a compensar a sus agricultores sin abrir nuevamente el texto del acuerdo para incluir más salvaguardas, algo que está descartado ya que el Mercosur no está dispuesto a dar más concesiones.
El martes de la semana pasada, el Parlamento europeo aprobó los mecanismos de salvaguarda para las importaciones agrícolas vinculadas al acuerdo.
El texto aprobado es más rígido que el de la propuesta original presentada por la Comisión Europea en septiembre, y permite que los países europeos puedan denunciar en Bruselas eventuales perjuicios competitivos, dando inicio a investigaciones que podrían derivar en la suspensión de las preferencias de entrada a los productos del Mercosur.
“No está muy claro qué más se puede poner arriba de la mesa, porque los mecanismos para activar las salvaguardas, que se estuvieron discutiendo en Europa en estos últimos meses, ya están aprobados. Uno puede sospechar que tal vez el gobierno italiano está buscando recibir una mayor porción de los fondos de compensación que la UE tiene para sus agricultores. Esos beneficios no están directamente relacionados al TLC, son resorte interno de Europa”, explicó a la Agencia Sputnik el doctor en ciencia política y magíster en política económica internacional Nicolás Pose.
Si Italia se aviene a firmar, se desactiva la minoría que bloquea el acuerdo en el Consejo Europeo.
Si sortea esa instancia, el tratado va al Parlamento Europeo y a los poderes legislativos de los países miembros del Mercosur para su ratificación.
El escenario más probable es que el legislativo de la UE termine refrendando el acuerdo, ya que habría una mayoría justa favorable al TLC.
De todas maneras, tampoco se puede descartar que algunos europarlamentarios intenten buscar apoyos para que el parlamento envíe el texto del TLC al Tribunal de Justicia de la UE para que ese organismo determine si es compatible o no con la legislación europea, lo que dilataría de forma considerable la firma, alerta Pose.
STATU QUO
La incertidumbre sobre la firma del tratado con la UE es un golpe a la agenda externa del Mercosur, señaló el especialista que se desempeña como docente e investigador del Programa de Estudios Internacionales de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República de Uruguay.
“El Mercosur viene siendo cuestionado hace años por la falta de acuerdos preferenciales de comercio con terceros. Incluso, si el acuerdo con la UE se cerraba era probable que le siguieran otras negociaciones con economías grandes como Japón y Canadá que iban a buscar no quedarse atrás en las preferencias que iba a obtener la UE”, apuntó Pose.
Además, la expectativa de firmar con la UE era el principal argumento de Brasil para mostrar que la agenda externa del Mercosur funcionaba sin la necesidad de que cada socio negocie por su cuenta con terceros países, algo que está prohibido por los estatutos del bloque pero viene siendo insistentemente reclamado por Argentina y Uruguay.
De hecho, la postergación de la firma con la UE reflotó las demandas de una mayor flexibilización del bloque para habilitar negociaciones bilaterales extrazona.
“La experiencia demuestra que cuando el Mercosur intenta avanzar de manera monolítica, los procesos se dilatan y las oportunidades se pierden. La relación con la Unión Europea es un caso testigo de esa lentitud, porque tras décadas de negociaciones no hemos podido terminar de materializar un acuerdo comercial”, sostuvo el presidente argentino, Javier Milei, en la cumbre de Foz de Iguazú.
En noviembre, Argentina empezó a negociar por su cuenta un Acuerdo sobre Comercio e Inversión Recíprocos con EEUU.
Pese a que todavía no se conoce todo su contenido, el acuerdo no tendría el alcance de un TLC, en el que se llevan a cero los aranceles en el 90 por ciento de las líneas comerciales.
Las concesiones que Argentina le haga a EEUU ya estarían incluidas en la lista de productos exceptuados del arancel externo común (AEC) del Mercosur.
El AEC es un arancel único que se aplica, con excepciones, a las importaciones de países que no son miembros del bloque.
Justamente, las reglas del Mercosur prohíben a sus socios negociar aranceles unilateralmente, de forma de consolidar una unión aduanera y tener una política comercial común.
Pero en los hechos, estas prohibiciones han sido perforadas reiteradamente con listas de productos en los que cada miembro del bloque se reserva el derecho de poner el arancel que quiera.
Este antecedente de Argentina puede ser aprovechado por Uruguay, que viene reclamando, incluso bajo gobiernos de distinto signo ideológico, que el Mercosur se flexibilice para poder negociar TLC con terceros países para colocar su producción agropecuaria.
De hecho, Montevideo ya ha dado pasos en ese sentido, con el inicio en noviembre del proceso de adhesión al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP, por sus siglas en inglés), bloque integrado, entre otros, por Australia, Canadá, Singapur, Reino Unido, Japón y Chile.
De todas formas, la suerte de Uruguay puede ser distinta a la de Argentina ya que Montevideo busca acuerdos más comprensivos, que abarquen casi la totalidad del comercio, y no sólo productos exceptuados del AEC como negocian Buenos Aires y Washington.
Para Pose, en la relación entre Argentina y Brasil, los principales socios del bloque, se va a dirimir cuán lejos puede llegar Uruguay en la negociación con terceros.
Pero lo cierto, señaló el analista, es que si el acuerdo con la UE fracasa, el statu quo del Mercosur va a estar desafiado.
“Aunque el Mercosur no está en riesgo porque ninguno de sus miembros está planteando salirse del bloque, el proyecto de unión aduanera, con las múltiples excepciones al AEC, quedará afectado. Desde el punto de vista político se estaría renunciando a ese objetivo original”, indicó Pose.
OTRAS NEGOCIACIONES
Mientras esperaban novedades desde la UE, los países del Mercosur lograron concretar otros acuerdos comerciales.
En septiembre se firmó el TLC con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), integrada por Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza.
“Este acuerdo siempre ha sido una suerte de apéndice de la negociación con la UE. Creo que los países de la EFTA asumieron que Bruselas iba a cerrar el TLC y se adelantaron. Son países interesantes por su renta per cápita, y por el precio que pueden pagar por algunos productos, pero en términos de volumen no mueven la aguja como lo pueden hacer las grandes economías”, dijo Pose.
Asimismo, el Mercosur avanzó en los capítulos técnicos para firmar un Acuerdo de Asociación Económica Integral con Emiratos Árabes Unidos, reanudó la negociación con Canadá para firmar un TLC, retomó las conversaciones con India para profundizar el Acuerdo de Comercio Preferencial vigente, y avanzó en tratativas con Vietnam, Indonesia y Japón.
En la medida que el acuerdo con la UE está todavía bajo incertidumbre, varios países como Uruguay y Brasil miran a Asia, lo que presenta varios desafíos para el bloque, agregó el analista.
“Creo que la agenda con Asia puede ser más desafiante que la de Europa para la economía doméstica de los países del Mercosur, sobre todo por la industria manufacturera de Brasil, que es el que mueve la dirección del bloque hacia un lado u otro. China es el ejemplo más nítido: representa una enorme oportunidad para la agroindustria de Brasil pero al mismo tiempo un desafío enorme para la industria manufacturera”, señaló.
FOCEM
Mientras intentan diversificar su agenda comercial externa, los miembros del Mercosur deberán resolver otras disputas internas, por ejemplo el objetivo de Brasil de disminuir su aporte al Fondo de Convergencia Estructural (FOCEM), un instrumento de financiamiento solidario que beneficia sobre todo a Paraguay y Uruguay, los socios menores del bloque.
Durante el año se discutió una propuesta de Brasil que implicaría que el fondo creado en 2004 pase a contar con 30 millones de dólares en lugar de los 100 millones originales.
Brasil propuso reducir sus contribuciones aduciendo razones fiscales, que Uruguay y Paraguay han mostrado avances sociales y económicos desde la creación del fondo, y que se debería priorizar a Bolivia (que ingresó al bloque en 2024) como principal destinatario del financiamiento.
La propuesta aún no fue aprobada pero generó malestar en el mandatario paraguayo, Santiago Peña, que deberá encarar el asunto en los próximos meses como presidente pro témpore del bloque.
“Lo digo claro y fuerte, Paraguay se rehúsa a aprobar un fondo de 30 millones. Disculpen la crudeza, me parece que es realmente indignante que nuestros equipos técnicos, nuestras burocracias, hablen de un fondo de convergencia de 30 millones de dólares”, sostuvo Peña en Foz de Iguazú.
Asimismo, la situación política en Venezuela y el despliegue militar de EEUU en el Caribe volvieron a dejar expuestas divisiones en la interna del bloque, sobre todo entre Argentina (aliado de Washington) y Brasil, que intenta mediar para desescalar las tensiones.
Debido a las diferencias, el tema ni siquiera fue mencionado en la declaración final de la cumbre de mandatarios.
De todas maneras, es poco probable que las divisiones en torno a este tema afecten el funcionamiento del Mercosur.
De hecho, en 2017, los cuatro países fundadores (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) decidieron unánimemente suspender a Venezuela, aduciendo que el país caribeño violó las cláusulas democráticas del bloque, nacido en 1991 con fines principalmente comerciales.(Sputnik)
Fuente: https://noticiaslatam.lat/
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