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La crisis en máximo tribunal electoral de México: “Un nuevo agujero en la confianza”

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La crisis en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en donde el presidente renunció a principios de diciembre abre “un nuevo agujero en la confianza electoral” en un momento crucial en el que el país se alista para celebrar la elección más grande de su historia, consideran especialistas consultados por Sputnik.

“El cuadro es más que preocupante, alarmante y creo que se ha generado un nuevo agujero en la confianza electoral. Un escenario que agrega un problema donde no lo había”, afirma Ricardo Becerra, director del Instituto de Estudios sobre la Transición Democrática sobre la renuncia de Reyes Rodríguez Mondragón y la llegada a la presidencia de la magistrada Mónica Soto Fregoso.

Rodríguez Mondragón renunció a la presidencia del organismo el pasado 11 de diciembre, y el lunes 18 de diciembre, la magistrada Mónica Soto fue designada como la nueva presidenta que asumirá el cargo el próximo 31 de diciembre.

El magistrado Rodríguez fue electo en septiembre de 2021 y presidiría al Tribunal hasta diciembre de 2024, después de calificar la próxima elección presidencial y del Congreso, entre otros procesos electorales locales.

Sin embargo, presiones de sus compañeros Mónica Soto, Felipe de la Mata Pizaña y Felipe Fuentes Barrera, quienes manifestaron “pérdida de confianza” en su conducción del organismo, lo obligaron a renunciar a la presidencia del Tribunal de manera anticipada.

Para Ricardo Becerra, especialista en asuntos electorales, no hay mucha claridad en las razones que obligaron a Rodríguez Mondragón a renunciar.

“Lo único que hemos podido conocer es que había un diferendo de tipo administrativo (asuntos de logística laboral, automóviles, prestaciones, etcétera) pero ni siquiera eso, es seguro”, dice Becerra en entrevista con Sputnik.

En un mensaje difundido en su cuenta de la red social X, el magistrado Rodríguez defendió su gestión durante los dos años que estuvo al frente del Tribunal Electoral.

“Siempre he actuado con honestidad, imparcialidad y estricto apego a la ley. Ello se puede constatar en cada una de mis decisiones en la Comisión de Administración, así como en mis posiciones jurisdiccionales, votos y sentencias”, afirmó.

Solo la magistrada Janine Otálora Malassis respaldó la permanencia de Rodríguez al frente del Tribunal.

La Sala Superior se integra con siete magistrados, sin embargo, el pasado 31 de octubre, dejaron su cargo José Luis Vargas e Indalfer Infante Gonzales, y el Senado aún no elige a sus relevos.

En tanto que Soto Fregoso fue electa con los votos de ella misma y los magistrados De la Mata y Fuentes Barrera en una sesión privada.

“No escapa de ningún análisis el hecho de que quien sustituya al presidente el 31 de diciembre sea una persona afín al gobierno, la magistrada Mónica Soto y que en sus resoluciones ha votado consistentemente por exonerar o por favorecer los criterios promovidos por Morena”, afirma Becerra.

“Esto constituye en sí mismo un riesgo mayor y una alarma contra la independencia e imparcialidad que requiere el Tribunal Electoral en el momento crítico de las grandes elecciones de 2024”, explica el economista por la UNAM y excoordinador y director general en el IFE e IFAI.

La renuncia de Mondragón supuso un nuevo golpe en el Tribunal, luego de las renuncias de Vargas Valdez e Gonzales, lo que ha obligado al órgano electoral a operar con solo cinco de los siete magistrados

Una manzana envenenada

Para Ricardo Becerra, el tribunal enfrenta dos tipos de problemas. Por una parte, el hecho de que el Congreso de la Unión -y en especial la mayoría legislativa- están prefiriendo optar por perfiles “poco aptos, inmaduros que no se han probado en cargos de alta responsabilidad política y jurídica y a veces ni siquiera se responsabilizan para seleccionar las posiciones vacantes”, por ello, dice, el Tribunal está incompleto hace meses.

“Y la segunda radica en lo que yo llamo “una manzana envenenada” en el diseño del propio Tribunal, y es el hecho de que las magistraturas eligen entre ellas a la presidencia, lo que es una fuente de tentación y de discordia permanente en el mero centro del pleno”, explica Becerra.

Para el especialista en asuntos electorales, la presidencia del TEPJF debería ser votada aparte desde el senado de la República, tal y como ocurre con la presidencia del Instituto Nacional Electoral, desde el principio, todos saben su posición y su duración, lo cual tampoco exime de conflictos, pero “al menos no presenciamos la grotesca trayectoria de un Tribunal que ha rotado siete presidencias en siete años”.

De acuerdo con Becerra, la actual crisis en el tribunal ya ha generado un daño en la credibilidad y legitimidad del Tribunal. “Los magistrados sedicentes han lanzado más que un guiño al gobierno de López Obrador obsequiándole una presidenta que no ha mostrado la imparcialidad necesaria, correlativamente toda la oposición ya mira con desconfianza a la nueva mayoría constituida para habilitar a Soto en la presidencia”, explica.

“Los criterios de Soto tienden a coincidir con los alegatos de Morena en asuntos cruciales. Pienso por ejemplo en la validación de las campañas anticipadas de este año o los criterios para la distribución de los diputados plurinominales, y eso me parece un síntoma grave de la enfermedad que padece el Tribunal, pues a su condición incompleta -le faltan dos nombramientos- se agrega el voto de calidad que tiene la presidencia de esa magistratura”.

“Tendremos unas elecciones enfrascadas en la discordia, la polarización y la extrema litigiosidad y un Tribunal debilitado, autosubvertido y cuestionado se agrega a los focos rojos de los comicios de 2024. Estos tres magistrados han producido un problema donde no lo había en el que ellos tendrán que danzar y del cual son responsables”, concluye Becerra.

Fuente:https://sputniknews.lat/

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