Moscú, 25 dic (Sputnik).- La empresa militar privada Wagner, en torno a la cual durante mucho tiempo han corrido rumores, este año se anunció en voz alta no solo con la toma, codo a codo con el Ejército ruso, de las ciudades de Artiomovsk (Bajmut) y Soledar durante la operación militar especial rusa, sino también con el motín que se produjo en junio pasado en medio de las tensiones entre su fundador Evgueni Prigozhin y la cúpula militar rusa.
Este último acontecimiento en el que puso sus ojos el mundo entero, puso a prueba la unidad de todo el país y demostró que es posible diluir las contradicciones mediante el diálogo sin recurrir a la fuerza.
EL MISTERIO DE WAGNER
Los primeros informes sobre el grupo Wagner aparecieron en los años 2010, entonces se creía que fue fundado por el exmilitar ruso Dmitri Utkin (alias Wagner) sobre la base de la empresa militar privada Slavianski Korpus que operó en Siria desde 2013.
Según varios medios, el grupo operó en países como Ucrania (desde 2014), Siria (desde 2015), Sudán (a finales de 2017), Libia (desde octubre de 2018) y Mali (2021).
Desde marzo de 2022, Wagner participó en la operación militar especial de Rusia en Ucrania y ayudó a las tropas rusas, en particular, a tomar las importantes ciudades de Artiomovsk (Bajmut) y Soledar. Seis meses más tarde, el empresario ruso Evgueni Prigozhin, a quien durante mucho tiempo consideraban el verdadero fundador del grupo, aunque lo negaba, confirmó que sí creó Wagner el 1 de mayo de 2014.
MOTÍN
El pasado 23 de junio, Prigozhin, abiertamente crítico desde hacía tiempo con la cúpula del Ministerio de Defensa de Rusia, denunció un ataque del ejército regular a un campamento de su grupo, afirmación que el ente militar y el servicio de seguridad desmintieron enseguida, y anunció una marcha hacia Moscú, lo que le valió la apertura de un expediente penal por incitación a rebelión armada.
El presidente ruso, Vladímir Putin, en un mensaje a la nación al día siguiente, prometió responder con dureza a lo que calificó de puñalada en la espalda y traición motivada por ambiciones desmesuradas e intereses egoístas, traición contra el país, el pueblo y la causa común, por la cual los soldados y comandantes del grupo Wagner lucharon codo a codo con las unidades regulares.
Se introdujo el régimen de operaciones antiterroristas en la capital y en la provincia de Moscú, por motivos de seguridad. Las provincias de Lípetsk y Vorónezh, así como las ciudades de Moscú y Rostov del Don, cancelaron las reuniones masivas programadas.
Más tarde se supo que el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, había mantenido, por un acuerdo con Putin, conversaciones con Prigozhin, y que el jefe de Wagner aceptó detener el avance de sus combatientes hacia Moscú para evitar el derramamiento de sangre.
POSTMOTÍN
Tras las conversaciones entre Prigozhin y Lukashenko, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, informó que el jefe de Wagner podría trasladarse a Bielorrusia, bajo garantía personal de Putin, y que se abandonaría el caso penal contra él, así como que no habría persecuciones contra sus seguidores debido a sus “méritos en el frente”. Aquellos combatientes de Wagner que no hayan participado en la marcha, según Peskov, podrán firmar contratos con el Ministerio de Defensa.
El 27 de junio, Lukashenko confirmó la llegada de Prigozhin al territorio bielorruso.
Dos días después, Putin mantuvo una reunión de tres horas con Prigozhin y los comandantes de Wagner en el Kremlin, para aclarar las circunstancias de lo ocurrido.
En julio, las unidades de Wagner fueron redesplegadas en Bielorrusia, donde, según Lukashenko, se encargaron de la capacitación de militares bielorrusos.
Al mes siguiente, la compañía “Grupo Wagner” fue registrada en Bielorrusia, y sus actividades figuran como educativas.
ACCIDENTE AÉREO
El 23 de agosto, un jet privado en el que viajaban Prigozhin y otras nueve personas sufrió un accidente en la provincia rusa de Tver, por causas que actualmente son materia de investigación. La aeronave Embraer Legacy en la que volaba de Moscú a San Petersburgo pertenecía a la empresa privada MNT Aero.
En octubre pasado, Putin mencionó que se habían encontrado fragmentos de una granada en los cuerpos de los fallecidos. Sin embargo, el Kremlin sugirió esperar a que el Comité de Investigación publique un informe definitivo sobre el caso.
Lo ocurrido generó muchas especulaciones sobre quién está detrás del accidente del avión de Prigozhin. En un artículo publicado el viernes pasado, el diario estadounidense The Wall Street Journal sostuvo que el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, “puso en marcha el asesinato” de Prigozhin luego de que este protagonizara un alzamiento armado a finales de junio.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, por su parte, afirmó que “informes como éste difícilmente se prestan a comentarios”. Y acto seguido lamentó que “a The Wall Street Journal le ha dado por fabricar ficción barata últimamente”.
REACCIÓN INTERNACIONAL
En la mayoría de los países occidentales, el grupo Wagner se encuentra bajo sanciones. Así, en enero pasado, Estados Unidos lo designó como una “organización criminal transnacional”. Después de los sucesos de junio pasado, desde el Pentágono afirmaron que seguirán de cerca las actividades del grupo ahora desplegado en Bielorrusia, porque es poco probable “que alguien descarte el peligro potencial asociado con este grupo o restos de este”.
La Unión Europea también siguió el ejemplo de EEUU y en abril pasado impuso sanciones al grupo debido a que sus combatientes participaban en la operación rusa en Ucrania. No es la primera vez que Bruselas aplica sanciones a Wagner, ya en 2021 el Consejo de Asuntos Exteriores del bloque comunitario impuso medidas restrictivas contra la empresa por “amenazar la integridad territorial de Ucrania”.
En septiembre pasado, el Reino Unido se sumó a las sanciones contra Wagner, al incluir al grupo a la lista de organizaciones terroristas prohibidas. Londres argumentó sus pasos afirmando que las actividades de Wagner en Ucrania y África constituyen “una amenaza a la seguridad global”.
PERSPECTIVAS
La historia de Wagner cuyo futuro está por determinarse, planteó varias cuestiones importantes, incluido el estatus jurídico de ese tipo de empresas y el de sus contratistas militares. Las actividades de las empresas militares privadas todavía se encuentran en la llamada “zona gris” desde el punto de vista del derecho internacional, lo que se debe a que el derecho humanitario que estableció las normas de la guerra, se desarrollaba durante un período en el que ese tipo de empresas no desempeñaba un papel significativo.
Solo una pequeña parte de los combatientes de las empresas militares privadas –aquellos que están directamente involucrados en las hostilidades– pueden estar sujetos al artículo 47 del Protocolo Adicional de 1977 a la Convención de Ginebra de 1949, siempre y cuando se cumple simultáneamente una serie de criterios que componen la definición de “mercenario”.
El Comité Internacional de la Cruz Roja que está intentando determinar el estatus de las empresas militares privadas, señala que si estas están “incluidas en las fuerzas armadas de un Estado o luchan del lado de una parte en conflicto y están directamente involucradas en las hostilidades”, entonces sus empleados se consideran combatientes (personal regular del ejército). Al mismo tiempo, los expertos sostienen que para legalizar a las empresas militares privadas como combatientes, deben incorporarse a la legislación interna de los Estados.
En Rusia, el presidente del país en más de una ocasión ha apuntado a la falta de leyes que regulen las actividades de empresas militares en el país, la última vez durante su reciente gran rueda de prensa anual donde prometió introducir enmiendas correspondientes a la legislación.
Fuente:https://sputniknews.lat
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