Los grandes negocios secretos
Llegaron al barrio. Lo hicieron con banda sinaloense en lunes. Para el martes el fara fara. El miércoles las chicas de los taibols dance. El jueves la reunión con música belicosa. El viernes y sábado salieron a algún antro.
En el after, se estacionaron sus invitados en las cocheras de todos los vecinos. Todos los días grandes bolsas negras de basura. De pisto comercial y de botellas de clase premium.
Motoristas, de gama baja, hacen check in temprano. Esa casa no duerme nunca. La patrulla de barrio evita pasar frente al domicilio. Ya están apalabrados.
Antes pacifico barrio de la tercera edad. Quien delata no pasa el día o la siguiente noche. Lo mejor es no meterse con ellos. Hacer como quien no los ha visto en su vida. Alla vienen con sus pesadas camionetas.
Le llaman el punto. Una zona donde la residencia cuenta con lo indispensable para pasar el rato. El equipo de sonido con las ventajas alfanuméricas de lo estridente. Pacas de ropa de uso cotidiano. Tal vez la cama desnuda o con el cobertor rupestre. Comida rápida pedida por aplicación para el bajón de todas las horas.
Del sótano hasta el tercer piso, todo es una incógnita. Menos lo preclaro del asunto. No es un instituto de investigación científica o una asociación de beneficencia pública.
Otra dirección infiltrada. A pocas cuadras, de quien fue el hombre fuerte de la investigación detectivesca en el estado.
Del super policía escritor, del ideólogo del combate al crimen organizado. El eterno aspirante derrotado en las casillas, a los puestos de elección popular. Favorito de Movimiento Ciudadano.