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Gerson Gómez

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Registro anticipado de hechos

Lo harán porque pueden. Todas al grito de una sola. Llevadas por la ira. Corrijo. Inflamadas por la moda. Tomaran la calle. Eso es legítimo. Como también es alzar el puño. Gritarle al gobierno. Pedir mejores medias de protección. Procuración de justicia. Implementación de protocolos expeditos.

No revictimizar a quienes hayan sido vulneradas. Le darán la vuelta a la Macro Plaza. Como lo hacen los defensores del INE, los hermanos separados protestantes, los de la comunidad LGTB y hasta los de la fila para patinar sobre hielo en el palacio municipal de Monterrey y en el Palacio Estatal de Nuevo León.

Tendrán batucada. Harán un tendido con fotografías. Se cubrirán las caras con pañuelos morados, verdes si apoyan también el aborto y de negro total al pertenecer al colectivo anarquista.

Cuidado con acercarse a ellas. Le pueden rociar brillantina, golpear con piolet, grafitear de rosa la ropa o hacerle pamba sin picahielo o quien sabe. Tal vez si lleven en sus mochilas alguna puntilla.

Gritar consignas afuera de Catedral, donde ninguna de ellas se casará. Pintarrajear los escalones del Casino de Monterrey. Ya lo hicieron en las oficinas de investigaciones policiales, en las escalinatas de la calle Ocampo.

Gritaran aborta a tu macho, Ovary Gang y algunas nuevas consignas internacionalistas. Ensuciaran con pegotes los monumentos y hasta sacaran pancartas de despecho por amores mal favorecidos.

Luego, como si no quisiera la cosa, para celebrar la victoria consumada y consumida, se irán de juerga, a beber cerveza barata al Centenario, al Campanario y las de menos lana, las más cutres, al inframundo, al Betos bar.

Ya comenzaron a cambiar el mundo. Salieron por televisión y en transmisión simultanea en la red mundial.