Las cartas de la baraja
De un lado para el otro. La vigilia descriptiva. Por el acueducto del sueño pasa el inconsciente. Transformados los gigantes de la mercadotecnia. En la sala plus, las vendedoras con los canapés exóticos.
No es un evento cualquiera. Tratar sobre los desordenes emocionales. Ojeadas a las notas donde la presentación. Música suave para la industria fulgurante de la intranquilidad.
Combinada la utilería intimista. Leer la filosofía de las miradas. A las elegidas el apasionante placer de las zonas privadas del hogar.
Depresión y TDAH es el impulso sinfónico de la meta reconocible. La maestra de ceremonias introduce a la experta de manera sacramental. Esto no es un hospital. Tampoco el anexo de una clínica de rehabilitación. Nuestro trance hipnótico reacciona profundamente a la psicomagia de las palabras.
Desdibujada la posibilidad del animo resquebrajado. Cada capítulo reprocha a las terapias psiquiátricas. La verdadera enfermedad del siglo XXI tiene causal indirecta. En voz baja las conversaciones convencen.
Predicho ya el fin del mundo. Sobrevivir por razones de contemplación nocturna. Para las familias la ansiedad ya cumplió el propósito. Es el momento de cruzar la catástrofe de las hipótesis.
Optimo descanso para el cuerpo. La ciencia corre el cierre. Invertir de modo progresivo. El paraíso personal contrasta con el maratón de horas de buen dormir. Ellas asienten al despejarse la nebulosa.
No mas depresión. No más hijos con TDAH. La solución al alcance de las manos. El juego de barajas inserta un colchón de última tecnología.
Privilegiadas las asistentes. El laboratorio mental. Un robusto colchón aerodinámico desarrollado para retroceder años de mal dormir.
El epilogo de la felicidad. La parafernalia mercantilista. Ya no haga malabares ni siga falsas pistas. Duerma y permita a la memoria rehabilitarse.
Convencidas de la escena de acción. En el almacén está el fin del camino del dolor. Solo veinte privilegiadas. No lo piense mucho.