Tierra bendita y divina
Aprendimos cientos de canciones evangélicas en la escuela dominical. Tierra bendita y divina es la de Palestina donde nació Jesús.
Para quienes practicamos el cristianismo o fuimos educados por medio de su enseñanza respetamos los 10 mandamientos.
Cada día desde la operación suicida de Hamás, los noticieros internacionales actualizan la situación en ese sector.
Israel ha prometido acabar con las facciones, los militantes, de quienes, como palestinos, carecen de escapatoria.
En ambos lados de la frontera imaginaria, fraguan el exterminio. Los palestinos sufren el sitio. Ni alimentos, ni los servicios públicos, solo el zumbido de las ametralladoras, los vuelos rasantes y las incursiones de los comandos por parte de Israel.
Apelemos a la solidaridad internacional, no solo a las demostraciones esporádicas de simpatía universitaria.
Cada país perteneciente a las Naciones Unidas deberá posponer las relaciones diplomáticas con Israel. A la espera de la solución pacífica del conflicto bélico entre ambos países.
Palestina caerá pronto. Los derechos humanos de sus ciudadanos, tratados como en campos de concentración, pasaran a la historia como otra infamia más de quienes suponen superioridad moral.
Israel, nación avenida de todos los confines de la tierra, después de la diáspora, lleva en sus hombros el obrar bien o el cruzar con fuego cada rincón en oriente próximo.
Tic tac tic tac. El segundero del reloj hacia la inmolación de una nación. Tic tac.