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Gerardo Ledezma

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Las amenazas de Trump y la situación del presupuesto en Nuevo León: ¿Qué nos depara el futuro?

Las declaraciones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sobre las amenazas a Oriente Medio son tan estremecedoras como preocupantes. Su promesa de hacer pagar “todo un infierno” a la región si los rehenes tomados por el grupo islamista Hamás no son liberados antes del 20 de enero de 2025 pone en evidencia la falta de prudencia en su discurso.

En un contexto ya marcado por la violencia desmedida y los ataques a gran escala, como los llevados a cabo por Israel en la Franja de Gaza, las palabras de Trump parecen alimentar la espiral de odio y sufrimiento que ya ha dejado más de 65,000 muertos. Este tipo de retórica solo incrementa la tensión en una región ya desgarrada por décadas de conflicto y deshumanización.

El peligro de una escalada de violencia, donde los inocentes son los principales afectados, nos obliga a reflexionar sobre las verdaderas consecuencias de las amenazas de líderes políticos.

Mientras el mundo observa el dolor de Oriente Medio, en Nuevo León la situación también es tensa, pero por motivos muy distintos: el presupuesto estatal para 2025. El Congreso local se encuentra en medio de una discusión crucial sobre cómo se distribuirán los recursos, con un énfasis particular en evitar la contratación de más deuda.

Mientras tanto, el estado sigue siendo uno de los mayores contribuyentes a las arcas federales, pero recibe muy poco a cambio, lo que pone en peligro el desarrollo y bienestar de su población.

A pesar de las promesas del gobernador Samuel García de que el presupuesto 2025 traerá avances significativos para Nuevo León, las incertidumbres sobre su aprobación siguen generando dudas.

Algunos diputados locales están dispuestos a dar su visto bueno, pero no sin asegurarse de que la deuda no aumente.

Sin embargo, el temor de que las decisiones presupuestarias no se alineen con las necesidades reales de la población es palpable.

Los ciudadanos de Nuevo León, que aportan una gran parte de los recursos federales, ven con preocupación cómo las decisiones políticas podrían perjudicar aún más su calidad de vida, especialmente cuando el gobierno estatal se enfrenta a un escenario económico complicado.