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El cambio de embajador de EU en México “anticipa tiempos muy difíciles” para el país

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Angélica Ferrer

La relación entre México y Estados Unidos siempre es, por cuestiones geográficas, muy cercana. Sin embargo, su vínculo diplomático ha atravesado a lo largo de más de dos siglos por momentos ríspidos en lo político, económico y comercial.

En los últimos meses, este lazo ha formado parte de la agenda bilateral debido a las críticas del actual embajador estadounidense en el territorio mexicano, Ken Salazar, a la reforma al Poder Judicial, así como las disparidades de información acerca de la detención del cofundador del Cártel de Sinaloa, Ismael Mayo Zambada, ejecutada en Texas a mediados de este año.

De igual manera, luego de que en ambas naciones hubo elecciones, la atención mediática ha versado en las decisiones que toman tanto la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, como el mandatario electo estadounidense, Donald Trump, sobre sus diplomáticos.

Por parte de la Administración mexicana, hasta este momento continuará Esteban Moctezuma como el representante en suelo estadounidense. Del lado de Washington, Salazar se mantendrá en su cargo hasta el 7 de enero de 2025.

Posteriormente, si el Senado de EU (Cámara Alta) da su visto bueno, el próximo embajador en México será Ronald Johnson, quien fue nominado por Trump esta semana.

Una tórrida relación

El camino diplomático entre México y EU se formalizó en 1822, posterior a la consumación de la independencia del país latinoamericano. Tres años más tarde, el primer embajador estadounidense Joel Roberts Poinsett presentó sus credenciales ante el presidente Guadalupe Victoria.

No obstante, “Poinsett tenía como encargo una misión confidencial, inclusive ‘secreta’, pero lejos de comportarse discretamente, hizo patente su presencia y el objetivo primordial que inspiraba a su Gobierno: se trataba de explorar la posibilidad de que México aceptara ceder parte de su territorio por la vía de la compraventa“, se lee en el texto Historia de las relaciones internacionales de México, 1821-2010, de Octavio Herrera y Arturo Santa Cruz.

Desde ese momento, la relación entre el Gobierno mexicano y los representantes estadounidenses ha tenido varios momentos tórridos. A lo largo de los 202 años del vínculo entre ambas naciones, sus canales diplomáticos se han roto en tres ocasiones:

1.1836-1839: Durante la independencia de Texas, territorio que pertenecía al país latinoamericano.

2.1845-1848: Por la intervención militar estadounidense en México.

3.1913-1917: Debido al cierre de la embajada estadounidense por la Revolución mexicana y por la participación del diplomático Henry Lane Wilson, que derivó en el derrocamiento del entonces presidente Francisco I. Madero.

Precisamente, el embajador Wilson fue considerado por el exmandatario Andrés Manuel López Obrador (2018-2024) como el peor diplomático de EU en México.

En total, México ha tenido 32 embajadores estadounidenses desde 1899 a la fecha. De estos, Roberta Jacobson (2016-2018) ha sido la única mujer en representar a EU en la nación latinoamericana.

Un giro dramático

Durante gran parte del siglo XX, la postura de México hacia EU, sobre todo hacia sus embajadores en el territorio, fue de lejanía, tendiente a evitar nuevas confrontaciones que pusieran en peligro al país.

No obstante, la posición del Gobierno mexicano tuvo que cambiar a partir de la crisis económica de 1982, misma que afectaba a Washington debido a que gran parte de los bancos estadounidenses eran acreedores de más de la mitad de la deuda mexicana.

Ante eso, la entonces gestión del presidente José López Portillo (1976-1982) negoció con el Fondo Monetario Internacional (FMI) una línea de crédito para hacer frente a la crisis, la cual fue de más de 3,700 millones de dólares. A esto se sumó un paquete de 1.850 millones de dólares ofrecidos por la Reserva Federal (FED, por sus siglas en inglés).

El entonces embajador de México en la nación norteamericana, Bernardo Sepúlveda Amor, calificó este movimiento como una “amarga medicina” que ponía en riesgo la política exterior y la soberanía de su país.

“Si revisamos la literatura de las relaciones entre México y EEUU previo a la crisis, [la actitud de las administraciones mexicanas] fue de contención, de defensa ante el gran enemigo que era Washington. Pero, a partir de la década de 1980 en adelante, vemos a [los Gobiernos estadounidenses] como socios o amigos, porque [el país latinoamericano] quedó bajo el yugo estadounidense por el rescate financiero”, afirma en una charla para Sputnik, Rubén Ramos Muñoz, internacionalista por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Según el especialista, esta nueva mirada quedó formalizada con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994donde también se incluyó a Canadá.

“Desde ese instante, los embajadores estadounidenses ya nos ven como un país subordinado a los intereses de su nación. Para ellos es más sencillo negociar como socios comerciales, que cuando México los veía como una amenaza, ya que [las autoridades] iban a rechazar todas sus propuestas”, rescata.

Es por ello que, en los últimos años, temas complejos como el narcotráfico y la migración irregular son analizados en mesas de diálogo.

Pero, sin importar la época, “los embajadores tienen la aceptación del país acreditante para que, prácticamente, obtenga información útil que pueda ocuparse para el bienestar de su nación, sea para defender o atender sus intereses. En algunos casos, se han extralimitado en sus funciones, ya que han tenido características de espionaje para recabar [datos]. Esta es prácticamente su función”, subraya Ramos Muñoz.

Nuevos frentes

Desde el primer mandato de Trump en la Casa Blanca, de 2017 a 2021, la presencia de los embajadores estadounidenses en México se convirtió en una pieza fundamental, especialmente por cuestiones migratorias.

Ante las fuertes diferencias que el republicano sostuvo con Jacobson, quien renunció al cargo, el jefe de Estado de EU eligió a Christopher Landau como el representante de su país para estar en México. Esta tarea la llevó a cabo de 2019 a 2021.

Posteriormente, el actual presidente estadounidense, Joe Biden, dio su voto a favor de Ken Salazar como el nuevo embajador en suelo mexicano, quien se mantendrá en ese puesto hasta enero del próximo año.

Salazar no era visto como injerencista; se caracterizaba por ser respetuoso, por mantener un diálogo cordial con la prensa y con el entonces presidente [mexicano] Andrés Manuel López Obrador, pero en la recta final [de su encomienda], cambió. Con ello, denota que, tras el triunfo de Donald Trump, el Gobierno de EU dio instrucciones para que endureciera su discurso“, reflexiona en entrevista para Sputnik el doctor en ciencia política por la UNAM Hugo Sánchez Gudiño.

En especial, esta postura del actual embajador estadounidense se reflejó en la reforma al Poder Judicial en México, la cual criticó con severidad, a tal grado que, tanto la Administración de López Obrador como la de la mandataria Claudia Sheinbaum, mantuvieron una pausa en el vínculo con el funcionario.

En este sentido, Sánchez Gudiño, quien también es docente en la UNAM, vaticina que la relación con Johnson, quien fue nominado por Trump como embajador en México, será tensa.

“Esta elección manda un mensaje directo, ya que Johnson es un diplomático con formación militar, con experiencia en el combate a las pandillas en El Salvador (…). Nos anticipa tiempos muy difíciles para México en materia de migración, narcotráfico y el de comercio con China“, observa.

En ello coincide Ramos Muñoz, quien también es profesor en la misma casa de estudios, quien insiste en mantener una postura firme y abierta al diálogo, como adelantó Sheinbaum esta semana.

“Johnson fue electo para que ejerza presión a la presidenta, para que se reúna con ella y que le explique qué hace México para frenar el tráfico de fentanilo (…) Puede también impulsar el tema de que los cárteles del narcotráfico sean considerados como células terroristas, ya que él tiene trayectoria y preparación para determinar el riesgo que conllevan [estos grupos] para la seguridad de EU, aunque a quien afecta más es a la población mexicana”, concluye.

Fuente: https://noticiaslatam.lat/

Foto: Tomada de https://x.com/USAmbMex

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