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Un paso histórico hacia la protección de la infancia en Nuevo León
Con la reciente aprobación unánime de reformas a la Ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes en Nuevo León, el estado ha dado un paso trascendental en la protección de la infancia y la erradicación de prácticas que, por décadas, fueron normalizadas bajo el disfraz de “disciplina”.
Estas modificaciones, que prohíben de manera explícita los castigos físicos y humillantes hacia menores de edad, representan un avance significativo en la construcción de una sociedad más justa, respetuosa y consciente de los derechos de la niñez.
La reforma redefine el concepto de “violencia contra la infancia”, incluyendo no solo actos físicos como golpes, pellizcos o quemaduras, sino también formas de maltrato emocional, como la intimidación, el abandono afectivo y cualquier trato que cause dolor, humillación o molestia a niñas, niños y adolescentes. Además, introduce el término de “crianza positiva”, promoviendo prácticas de cuidado y disciplina basadas en el respeto, la dignidad y el bienestar integral de los menores.
Este cambio legislativo no solo es una respuesta a la necesidad de proteger a la infancia, sino también un llamado a transformar las prácticas culturales que han perpetuado la violencia como método de crianza.
Como bien señaló la diputada Anylú Bendición Hernández Sepúlveda, impulsora de la iniciativa, “ningún tipo de violencia es aceptable en la formación de las y los menores”. Esta afirmación es un recordatorio contundente de que la violencia, lejos de ser una herramienta educativa, es un obstáculo para el desarrollo pleno y saludable de la niñez.
La reforma también contempla el fortalecimiento del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), con el objetivo de promover estrategias de crianza no violenta y fomentar la participación activa de los menores en su propio desarrollo. Este enfoque no solo beneficia a las familias, sino que también sienta las bases para una sociedad más equitativa y respetuosa de los derechos humanos.
Sin embargo, la aprobación de esta ley es solo el primer paso. Su éxito dependerá de la implementación efectiva y de la colaboración entre instituciones, organizaciones de la sociedad civil y la ciudadanía en general.
Es fundamental que se lleven a cabo campañas de sensibilización y capacitación para que padres, madres, tutores y educadores comprendan la importancia de la crianza positiva y cuenten con las herramientas necesarias para aplicarla.
Este logro legislativo debe ser visto como una oportunidad para reflexionar sobre el tipo de sociedad que queremos construir. Una sociedad que proteja a sus niños y niñas, que les brinde un entorno seguro y amoroso, y que les permita crecer con dignidad y respeto.