El CEO del mundo
Inverosímil. Nuestro planeta solo está preparado para algunos miles de millones de seres humanos. Los demás, la inmensa mayoría, sale sobrando.
Le pudieran dar el permiso de dirigir, desde las Naciones Unidas, a un personaje como Elon Musk.
Cada uno de los países debería ser marcado con los excedentes de trabajadores en sus aparatos gubernamentales.
El Muskismo ya encontró agujeros en la coladera de los palacios. Para frenar la hiperinflación deberán de enviar a la calle a los trabajadores. Fusionar las secretarias con duplicación de funciones.
Ahora sí. El mundo funcionará mejor. Morirán en el desamparo aquellos desplazados. Sin derecho a subvenciones. Solo a estirar la mano a la caridad privada.
Pondrán como ejemplo de país a Uruguay. Paraíso de librepensadores. Casi la mitad de sus ciudadanos es agnóstico. En los balnearios, explotando los alimentos del mar, quienes sean separados de sus posiciones laborales, encontraran la manera menos dolorosa de supervivencia.
Muskismo o muerte, podrá verse en el territorio cubano. En vez de la familia Castro o de los afines al títere Díaz Canel.
En los Estados Unidos de América, la patente de corso viene convertida en el huracán de ilusiones. Twitter fue el experimento previo antes de convulsionar en X.
Desapareció puestos al por mayor al ascenso de Elon como CEO de la empresa de comunicación digital.
Muskismo para todo el mundo. Luego veremos como el exterminio de las grandes mayorías se lleva a cabo.
