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Montevideo.- Uruguay presentó el índice de pobreza multidimensional (IPM), una herramienta que supone un “cambio significativo” en la manera de entender y abordar la situación de los sectores más vulnerables del país, dijo a la Agencia Sputnik el director del Instituto Nacional de Estadística (INE), Diego Aboal.
A diferencia del enfoque tradicional, basado únicamente en los ingresos, este nuevo índice permite visibilizar carencias estructurales que afectan la calidad de vida de la población, como el acceso a la educación, la vivienda digna y el empleo formal.
Según los datos presentados por el INE, el 18,9 por ciento de la población uruguaya vive en hogares que presentan múltiples carencias estructurales, lo que equivale a más del doble del índice monetario registrado en el primer semestre de 2024 (último dato disponible), que reveló que el 9,1 por ciento de la población se encontraba entonces bajo la línea de pobreza.
El IPM mide además la “intensidad de la pobreza”, que marca el nivel promedio de privaciones que sufren las personas, de acuerdo al informe.
En este aspecto, ese 18,9 por ciento de personas que viven en situación de pobreza multidimensional, sufre, en promedio, una de cada tres privaciones (33,7 por ciento).
Para Aboal, el IPM, que se publicará de forma anual, amplía el debate y distribuye responsabilidades entre diversos organismos del Estado, dejando en claro que la reducción de la pobreza no puede depender únicamente de transferencias monetarias, sino que requiere un trabajo articulado entre múltiples instituciones.
“Esta medición da una perspectiva mucho más amplia para la formulación de políticas públicas y le asigna responsabilidad a varias instituciones que van bastante más allá de lo que es el Ministerio de Desarrollo Social y el de Economía. Para bajar la pobreza, tiene que haber acción conjunta de muchos organismos. Es un cambio cualitativo”, reflexionó.
El director del INE consideró que pensar la pobreza de forma multidimensional e integral ha sido uno de los “debes” del Estado uruguayo, ya que no solo es necesario contemplar la cuestión monetaria, sino que se requiere pensar políticas para reducir el ausentismo y la deserción escolar, la informalidad laboral y los problemas de vivienda que están también asociados.
“Se requiere un abordaje integral donde no basta un organismo trabajando solo para resolver el problema. La pobreza multidimensional implica cuestiones bastante más duras, más difíciles. Con una transferencia monetaria se puede cambiar la medición tradicional de la pobreza, pero hay otros elementos estructurales que no son tan fáciles de modificar”, explicó.
CAMBIO EN LA MEDICIÓN
Por otro lado, Aboal, doctor en Economía, aclaró que el IPM difiere del enfoque monetario tradicional para medir la pobreza.
“El IPM es muy distinto al enfoque monetario. El método habitual del INE mide la pobreza según el ingreso de los hogares en relación con el costo de una canasta básica. Si un hogar tiene ingresos inferiores a esa canasta, se considera pobre. Sin embargo, este nuevo índice analiza la pobreza desde una perspectiva más amplia, incorporando diversas carencias estructurales”, dijo.
El IPM se compone de 15 variables agrupadas en cinco dimensiones: educación, condiciones habitacionales, servicios básicos del hogar, protección social y empleo.
Como indicadores, el índice incluye: vinculación educativa, rezago, años de escolarización, hacinamiento, tenencia insegura de la vivienda, materialidad y problemas de vivienda, internet, calefacción, saneamiento, pensiones, inactividad laboral por trabajo doméstico y cuidados, seguridad social de los menores de edad, informalidad, desempleo y desaliento y, por último, subempleo.
“Un hogar es considerado pobre multidimensionalmente si tiene al menos cuatro variables de estos 15 indicadores por debajo de los niveles mínimos”, detalló.
Entre las carencias más comunes identificadas están los bajos niveles de escolarización, la informalidad laboral y la precariedad en la infraestructura de las viviendas.
“La educación es una de las principales dimensiones afectadas. Muchos hogares pobres tienen integrantes con niveles educativos por debajo de los estándares mínimos. Lo mismo ocurre con el trabajo informal y la infraestructura de las viviendas”, afirmó Aboal.
En cifras, los años de escolarización contribuyen en un 18,3 por ciento al IPM, la informalidad laboral un 13,5 por ciento y la materialidad de la vivienda (hogares que se llueven, se inundan, o tienen otras carencias estructurales), con un 11,7 por ciento.
Otros datos que revela esta nueva medición tienen que ver con los llamados indicadores censurados y no censurados.
En el primer caso, refiere a la proporción de personas multidimensionalmente pobres que además viven en hogares donde se sufre la privación en el indicador.
Por ejemplo, el 17,5 por ciento de las personas son multidimensionalmente pobres y además viven en un hogar en el que alguno de sus miembros mayores de 18 años está privado en el indicador de escolarización.
En cuanto a los indicadores no censurados, que representa la proporción de personas que experimentan la privación de un indicador independientemente de si está o no en una situación de pobreza multidimensional, el informe muestra que el 46 por ciento de las personas en Uruguay vive en un hogar en el que alguno de los miembros mayores de 18 años está privado en el indicador de escolarización.
La cifra es del 29,2 por ciento para la informalidad laboral, del 17,4 por ciento para los problemas de vivienda y del 16,9 por ciento para el acceso a Internet.
DESAFÍOS
Uno de los principales desafíos que plantea el IPM es su implementación en las políticas gubernamentales.
“El objetivo es que este índice se publique anualmente para analizar su evolución y entender qué factores inciden en los cambios”, señaló Aboal.
El informe también revela desigualdades territoriales, indicando que la pobreza multidimensional es más frecuente en el interior del país que en la capital.
“Esto requiere una estrategia de abordaje geográfico que permita focalizar esfuerzos en las zonas más afectadas”, agregó.
Con la implementación del IPM, Uruguay da un paso adelante en la comprensión de la pobreza y su abordaje desde una perspectiva integral.
“Este indicador nos permite ver la pobreza desde una óptica mucho más completa y nos desafía a trabajar en soluciones coordinadas para mejorar la calidad de vida de la población”, concluyó Aboal. (Sputnik)
Fuente: https://noticiaslatam.lat/
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