
El reflejo de un Estado ausente: bullying e impunidad
En una sociedad donde la violencia ha permeado todos los espacios, desde las aulas hasta las calles, el Congreso de la Ciudad de México avanza con una propuesta que busca tipificar el acoso escolar como un delito sancionable con multas y trabajo comunitario.
Mientras tanto, en Jalisco, Tamaulipas y otras regiones del país, se descubren nuevos campos de exterminio, evidencia de la brutalidad con la que el crimen organizado ha operado en la sombra y, en ocasiones, con la negligente complacencia de las autoridades. ¿Qué tienen en común ambos escenarios? La ausencia de un Estado que garantice seguridad y justicia.
La iniciativa impulsada por la diputada Tania Larios del PRI, que propone incluir el bullying en el Código Penal local con sanciones económicas y trabajos comunitarios, parte de la urgencia de atender la violencia que, muchas veces, inicia en las aulas y se normaliza con el paso de los años.
Los niños y jóvenes que son víctimas de acoso escolar enfrentan secuelas emocionales y psicológicas profundas, que en muchas ocasiones desembocan en ciclos de agresión o aislamiento con impactos irreversibles en su vida.
Sin embargo, cabe preguntarse si la simple tipificación de este comportamiento como delito será suficiente para erradicarlo, o si es solo un paliativo ante un problema estructural más complejo, que requiere estrategias de prevención y educación.
En un espectro más amplio de la violencia en México, el fiscal general Alejandro Gertz Manero ha anunciado que su dependencia investigará la negligencia de la Fiscalía de Jalisco en el hallazgo del centro de exterminio en Teuchitlán, un sitio que las autoridades ya habían intervenido, pero que fue dejado en el olvido, permitiendo que los grupos criminales siguieran operando con total impunidad.
La indignación de los colectivos de búsqueda y de la sociedad en general no es gratuita: ¿cómo es posible que semejante horror haya sido ignorado? Peor aún, ¿cuántos otros sitios similares existen en el país sin que las autoridades hayan movido un solo dedo?
El descubrimiento de estos centros de exterminio no es un hecho aislado, sino parte de un patrón que se replica en diferentes estados, donde la desaparición forzada y el asesinato se han convertido en moneda corriente. Tamaulipas, Guerrero, el Estado de México y muchas otras entidades han sido escenario de hallazgos similares. Lo más alarmante es la evidente complicidad u omisión de las autoridades locales, que parecen incapaces o poco interesadas en enfrentar de raíz el problema.
La pregunta que subyace en ambos casos es: ¿qué tan comprometidas están nuestras instituciones con la construcción de un país donde la violencia no sea el eje rector de la vida cotidiana? La criminalización del bullying, aunque es un paso en la dirección correcta, no reemplaza la necesidad de una reforma educativa integral que promueva la empatía y el respeto desde edades tempranas. De la misma manera, la indignación expresada por el fiscal Gertz sobre la impunidad en Jalisco debe traducirse en acciones concretas y no solo en discursos. Porque en todo caso a la federación le corresponde todo tipo de casos encaminados al narco. Porque al estado en este caso Jalisco, el Sr. Alfaro sea de cuestionar que nunca supo nada al respecto y mucho menos sus encargados de seguridad en los terrenos en uno de los lugares del Cártel Jalisco uno de los más poderosos del país.
México necesita respuestas y, más importante aún, acciones inmediatas. No basta con endurecer penas o abrir investigaciones si no hay una voluntad real de reconstruir el tejido social, atender las causas de la violencia y, sobre todo, garantizar justicia para quienes han sido víctimas del abandono institucional. De lo contrario, seguiremos condenados a vivir en un país donde la violencia no solo se aprende en las aulas, sino que se perpetúa en la indiferencia del Estado, ya ven eso de defender malos con “abrazos no balazos” no tiene verdaderamente jodidos hoy por hoy con nuestros vecinos del norte porque más que perseguir aranceles el gran problema es la droga conocida como fentanilo.