
En una época marcada por lo fugaz y lo digital, Gabito Ballesteros lanza un llamado inesperado a la emoción genuina. Su nuevo álbum, Ya No Se Llevan Serenatas, no solo propone una vuelta al romanticismo tradicional, sino que lo reinventa para una generación que casi ha olvidado cómo se siente amar sin pantallas de por medio.
El disco, compuesto por 21 temas, es una exploración profunda de las emociones humanas, desde la nostalgia hasta la pasión, desde la ternura hasta la devastación. Con una propuesta que fusiona sonidos de la música tradicional mexicana con tintes urbanos y globales, Ballesteros da forma a un trabajo que, más que un álbum, es una declaración emocional. En palabras del propio artista, la intención es invitar al público a “bajar el ritmo y redescubrir la belleza de los gestos sinceros y la vulnerabilidad emocional”.
Canciones como “Cleopatra”, que ya figura en los primeros puestos de Spotify México, marcan el tono del proyecto. Se trata de un sencillo que captura la intensidad del amor idealizado y la sinceridad del deseo. Más adelante, en “Dosis de Amor”, junto a Natanael Cano, la narrativa se vuelve más íntima y cruda. Aquí, los protagonistas imploran por un vínculo que sobrevive a la presión mediática, a los rumores y al desgaste de la vida pública. La canción es una confesión honesta de una pareja que lucha por no perderse.
La melancolía continúa con “7 Días”, en colaboración con Tito Double P, una pieza cargada de arrepentimiento y soledad, donde ambos artistas narran la experiencia del desamor desde la herida abierta. “Otro Lokeron”, por su parte, apuesta por una desnudez emocional aún más aguda, mientras que “Qué Vergs Hago”*, junto a Christian Nodal, se convierte en un grito liberador ante el final de una relación tóxica.
A lo largo del disco, el romanticismo no se idealiza: se cuestiona, se sufre, se recuerda y se reconstruye. En “Disneylandia”, Gabito canta a un amor que solo existe en la fantasía. En “Wiscachos”, junto a Netón Vega, se retrata la evasión como método de supervivencia emocional. Cada colaboración es más que una suma de voces: es una perspectiva distinta sobre el amor y sus laberintos.
Con “Regalo de Dios”, en compañía de Carin León, el disco alcanza uno de sus momentos más esperanzadores. Es un canto al amor que resiste, que consuela y que permanece. Y en “Cadáver de la Novia”, al lado de Oscar Maydon, el duelo amoroso se convierte en una elegía profunda a lo que alguna vez fue y ya no podrá ser.
La intensidad también se manifiesta en “Besos de Hielo”, donde se retrata la seducción de los afectos dañinos, y en “Nissancita”, una oda al primer amor que ya no volverá. Con “Picasso”, tema principal del disco, Gabito explora el deseo con una seguridad desbordante. La canción estará acompañada de un videoclip que promete mostrar tanto el espectáculo como la intimidad del artista.
Otros temas como “Texanita”, con Luis R Conríquez, y “La Troka”, junto a J Balvin, amplían el espectro sonoro del disco sin perder su carga emocional. Bonus tracks como “Nos Quedamos con las Ganas” y “Afuera del Departamento” cierran el álbum con el mismo tono de sinceridad que lo caracteriza desde el inicio.
Ballesteros, con más de 20 millones de oyentes mensuales en Spotify, consolida su lugar en la nueva ola de la música mexicana. Ya había logrado posicionarse con su primer disco The GB en las listas de Billboard, pero ahora, con Ya No Se Llevan Serenatas, demuestra que está dispuesto a arriesgar para decir algo más profundo.
No se trata solo de un regreso a las serenatas, sino de una evolución del romanticismo en medio del caos moderno. Gabito no canta desde la nostalgia, sino desde la convicción de que, aunque todo cambie, aún hay espacio para amar de verdad.
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