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La Bienal del Libro, parque de atracciones para los jóvenes lectores brasileños

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Joan Royo

Río de Janeiro (Brasil).- La Bienal del Libro de Río de Janeiro cerró sus puertas este 22 de junio con un récord absoluto de público: 740.000 visitantes en 10 días, un 23 por ciento más que en su edición previa. El evento es uno de los puntos álgidos de este año en que Río fue reconocida por la Unesco como “Capital Mundial del Libro”.

Riadas de ávidos lectores (sobre todo adolescentes, jóvenes y grupos escolares) inundaron los enormes pabellones del recinto ferial Riocentro, en la zona oeste de la ciudad, seducidos por los stands de las grandes editoriales, sesiones de firmas de libros, charlas o debates con autores, como la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, la cubana Teresa Cárdenas, la brasileña Conceição Evaristo o la sudafricana Zukiswa Wanner.

El paisaje tenía algo de apabullante: griterío, largas colas, aglomeraciones y muchos estudiantes ataviados con las coronas multicolores de cartón que entregaban las editoriales a modo de recuerdo.

Una de las visitantes, Ludmilla Oliveira, de 16 años, compartía con la Agencia Sputnik su entusiasmo por estar en uno de los mayores eventos literarios de Latinoamérica: “Llevaba dos años soñando con estar aquí, es increíble tener tantos libros juntos, te puedes pasar horas y horas aquí. No me va a dar tiempo de ver todo lo que quiero”, decía.

Una clave del éxito de esta Bienal fue transformarla en lo que sus organizadores llaman un “bookpark”: una filosofía de parque de atracciones, con experiencias inmersivas, decenas de rincones pensados para hacerse fotos para Instagram, un stand enorme de TikTok para dar cabida a los “booktokers” (jóvenes creadores de contenido que promueven la lectura en esta red social) y hasta una noria literaria, donde cada vagoneta cuenta una historia.

Muchos de los asistentes son alumnos de escuelas públicas de la ciudad y del estado de Río, acompañados de sus pacientes maestras, que tienen que estar pendientes de que no se pierda el rebaño ante la multitud de estímulos. Para Marcela Quinteiro, profesora en un colegio de educación secundaria de Duque de Caxias, en la periferia carioca, la Bienal es una oportunidad de oro para inyectar el placer de la lectura a los más jóvenes.

“Estos niños viven y estudian en entornos donde, aunque parezca mentira, es difícil acceder a un libro. Prácticamente su único contacto con la literatura son los libros del colegio, que no necesariamente son los que ellos quieren leer. Aquí encuentran todo lo que, a veces de forma inconsciente, estaban buscando”, afirma.

Muchos de estos adolescentes ahorran durante meses porque saben que llegará la Bienal y querrán comprarse unos cuantos libros. Los datos del balance final son elocuentes: 6,8 millones de libros vendidos, un 20 por ciento más que hace dos años. Algunas editoriales doblaron la facturación respecto a 2023.

RESISTENCIA LECTORA

Esta Bienal fue la más concurrida desde su creación, en 1983, pero los expertos alertan que no hay que lanzar las campanas al vuelo: no es síntoma de que Brasil viva una fiebre lectora, sino más bien de que hay una minoría que resiste con fuerza.

A finales del año pasado, el informe “Retratos de la Lectura en Brasil” reveló que el 53 por ciento de los brasileños no había leído ningún libro en los tres meses anteriores, incluyendo libros didácticos o libros religiosos como la Biblia. El porcentaje caía al 27 por ciento cuando se preguntaba sobre haber terminado un libro entero.

En los últimos cinco años se perdieron siete millones de lectores, 11,3 millones desde el año 2015. Los expertos lo atribuyen a la pandemia (porque millones de alumnos se quedaron sin escuelas, donde tenían su único acceso a los libros) y sobre todo al avance de las pantallas en el ocio, al tiempo que se dedica a redes sociales en el celular.

Para el secretario de Cultura del Ayuntamiento de Río, Lucas Padilha, el hecho de que Río se la Capital Mundial del Libro debe ser un revulsivo para incentivar la lectura en una ciudad aun con carencias importantes, según comentó en una entrevista con la Agencia Sputnik.

Admite, por ejemplo, que el número de bibliotecas públicas municipales (19 para una ciudad de seis millones de habitantes) es “claramente insuficiente”, pero considera que los desafíos y oportunidades van más allá de la construcción de equipamientos.

Apuesta por trabajar codo con codo con los vecinos y activistas de la lectura que montan espacios de lectura y bibliotecas improvisadas, sobre todo en “favelas” y barrios periféricos: “Nos falta tener un mapa completo de esas bibliotecas comunitarias y tenerlas articuladas en red”, dice, y explica que este año, por primera vez, el ayuntamiento abrirá una línea de ayudas directas para estas bibliotecas.

En cualquier caso, el mimo hacia los pequeños centros culturales nacidos en la base no es obstáculo para que el poder público se lance a hacer algo grande, remarca.

De hecho, el proyecto estrella de Río como capital del libro será la futura “Biblioteca del Saber”, un gran centro cultural que será proyectado por el arquitecto burkinés Diébédo Francis Kéré, ganador en 2022 del premio Pritzker, considerado el Nobel de la arquitectura. (Sputnik)

Fuente: https://noticiaslatam.lat/

Foto: Tomada de https://x.com/Prefeitura_Rio

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