Cuando México se vuelve el nuevo “adversario” y la UANL sigue con sus planes
Parece que los tiempos cambian y con ellos las “listas de amigos y enemigos”. En una reciente comparecencia ante el Senado de Estados Unidos, la fiscal general Pam Bondi decidió incluir a México en la misma categoría que Irán, Rusia y China. Sí, México, ese vecino que desde hace años lidia con sus propios problemas, ahora oficialmente señalado como “adversario” por ser fuente de tráfico de fentanilo y otras drogas que, según la fiscal, ponen en riesgo la seguridad estadounidense. Una declaración que, por cierto, no sorprende mucho cuando se escucha a Lindsey Graham preguntar si el gobierno de Trump se dejará “intimidar” por estas potencias.
Bondi lo dejó claro: no habrá espacio para tibiezas; Estados Unidos se defenderá “no solo de Irán, sino también de Rusia, China y México”. Claro, porque el asunto no es solo geopolítico, sino personal: proteger a los hijos de la nación de sobredosis y amenazas físicas. Un discurso que se escucha fuerte y claro, aunque uno se pregunte si esa “guerra” incluye también el hecho de que por primera vez, las autoridades estadounidenses hayan impuesto sanciones directas a tres bancos mexicanos —CIBanco, Intercam y Vector— acusados de estar vinculados con el lavado de dinero de cárteles tan notorios como Jalisco Nueva Generación y del Golfo. La trama parece sacada de una serie, pero con la diferencia de que aquí las consecuencias son reales y los señalados, oficiales.
Y mientras esta guerra de declaraciones y medidas legales tiene lugar, en Nuevo León las cosas transcurren con una normalidad que contrasta con el ruido internacional. El gobernador Samuel García se reunió con el rector de la UANL, Santos Guzmán, y con el nuevo secretario general, Mario Garza Castillo, para reafirmar el compromiso del gobierno estatal con la educación y la descentralización. “Muy contento de que asuma la Secretaría General, decirle que estamos muy coordinados el Estado y la UANL… seguimos trabajando en la educación en el estado”, afirmó García Sepúlveda.
Así, mientras en Washington México pasa a ser un “adversario” y algunas de sus instituciones financieras son señaladas, en Monterrey la agenda sigue centrada en ampliar la cobertura educativa y fortalecer proyectos universitarios. Dos caras de una misma moneda, donde la política y la realidad se entrecruzan de formas que no siempre encajan en discursos oficiales ni en titulares de prensa. Pero, al final, el escenario es claro: el país sigue enfrentando retos enormes, mientras sus líderes, en las diferentes trincheras, intentan mantener el rumbo y los proyectos que, en otro contexto, también son parte fundamental de su futuro.
