
El regreso a clases no solo marca el fin de las vacaciones, también representa uno de los mayores desafíos financieros del año para muchas familias mexicanas. Más allá de los útiles escolares, los gastos relacionados con la educación pueden absorber entre el 30% y el 50% del ingreso mensual familiar, según datos de la Asociación Mexicana de Instituciones Educativas Privadas (AMIEP).
Ante este panorama, planificar con tiempo puede hacer la diferencia entre un inicio de clases tranquilo o uno cargado de estrés financiero. Por ello, la institución financiera Laudex, especializada en educación, propone una serie de pasos prácticos para enfrentar esta temporada con mayor claridad y estabilidad económica.
“Planificar el regreso a clases con anticipación no solo protege la estabilidad financiera del hogar, también abre oportunidades para que los estudiantes se concentren en lo más importante: aprender y alcanzar sus metas”, afirma Francisco Cordero, CEO de Laudex.
Una de las recomendaciones centrales es elaborar un presupuesto detallado. Inscripciones, colegiaturas, libros, transporte, alimentos y actividades extracurriculares deben contemplarse con claridad. Los costos por carrera pueden ir de $50,000 a $150,000 en materiales, mientras que el transporte privado puede representar hasta $80,000 al año.
También es importante anticipar los llamados “gastos invisibles”: cursos extracurriculares, dispositivos electrónicos, materiales específicos o clases de regularización suelen aparecer a lo largo del ciclo escolar. Contar con un fondo para imprevistos permite evitar deudas de última hora.
Otra estrategia útil es comparar opciones y buscar acuerdos. Muchas instituciones ofrecen descuentos por pronto pago, colegiaturas semestrales o becas. En estos casos, preguntar directamente puede significar un ahorro considerable.
Y si después de planear resulta evidente que se requiere apoyo externo, las alternativas de financiamiento educativo, como las que ofrece Laudex, pueden ser una solución viable. Estas opciones permiten cubrir inscripciones, colegiaturas e incluso intercambios académicos sin comprometer otras áreas del presupuesto familiar.
Finalmente, involucrar a los estudiantes en el proceso es fundamental. Asignar un presupuesto, fomentar el ahorro o enseñarles a cuidar sus materiales refuerza hábitos financieros desde una edad temprana y crea conciencia sobre el valor de la inversión educativa.
Con una buena organización y las herramientas adecuadas, cada ciclo escolar puede convertirse no solo en un reto superado, sino en una oportunidad para construir mejores hábitos financieros y fortalecer la vida familiar. Porque invertir en educación siempre será una apuesta segura por el futuro.
Con información de Laudex
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