Con una mezcla de vulnerabilidad cruda y explosión pop, Indigo De Souza presenta Precipice, su nuevo álbum bajo el sello Loma Vista Recordings, un trabajo que la muestra de frente al borde emocional, artístico y espiritual… y saltando sin mirar atrás.
La cantautora, conocida por su voz hipnótica y letras brutales en honestidad, se une en esta ocasión al productor Elliott Kozel —colaborador de SZA, Yves Tumor y FINNEAS— para darle forma a un disco que no solo refina su capacidad melódica, sino que le da una nueva dirección sonora. “La vida se siente como estar siempre al borde de algo sin saber qué es ese algo”, confiesa De Souza, y ese vértigo constante es el motor que impulsa este álbum.
En Precipice, la artista no solo canta desde la herida, sino desde la evolución: recuerdos difíciles y emociones intensas se convierten en herramientas de fuerza. La propuesta recoge ecos de Lorde y Charli XCX, como apuntó The New York Times, pero mantiene el pulso único de De Souza, quien logra que sus “rarezas” se amalgamen con un instinto pop que roza lo masivo. Canciones como “Heartthrob”, “Crying Over Nothing” y “Be Like The Water” marcan este nuevo territorio: más feroz, más claro, más libre.
Pero el abismo no es solo metafórico. A finales de 2024, mientras el huracán Helene devastaba la costa este de Estados Unidos, De Souza vio cómo el álbum recién terminado se cruzaba con la realidad más cruda: su casa quedó inundada, y sus pertenencias, arrasadas. Entre la reconstrucción de su comunidad y el duelo por lo perdido, encontró en la música un salvavidas: incluso escribió otro álbum completo.
Ese espíritu de transformación atraviesa Precipice de principio a fin. No es un disco que huya del dolor, sino uno que lo abraza como posibilidad. Indigo De Souza no teme a la caída; la convierte en vuelo. Y en medio del caos, halla belleza.
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