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Premian a joven de Prepa UDEM por crear biomateriales con desechos

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Una alumna de Prepa UDEM San Pedro fue distinguida a nivel internacional por su innovador proyecto de investigación NanoCel, el cual propone una alternativa sustentable para producir biocelulosa. 

Esta solución permite reducir costos de fabricación, disminuir el impacto ambiental y promover una economía circular al transformar residuos agroindustriales en biomateriales de alto valor.

María Fernanda Cortez Vázquez, alumna del Bachillerato Internacional (IB) de la Prepa UDEM San Pedro, obtuvo la medalla de oro en la categoría de Life Science durante la International Invention Competition for Young Moslems Scientists (IICYMS) 2025, que se realizó del 21 al 23 de julio, organizada por la Indonesian Young Scientist Association (IYSA).

El proyecto fue desarrollado con la asesoría de Nerla Angélica Silva Uribe, profesora de la Academia de Ciencias Naturales y de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Monterrey, quien acompañó a María Fernanda durante las etapas clave de investigación, documentación y validación científica.

La propuesta galardonada, titulada NanoCel, planteó la producción de celulosa bacteriana a partir de residuos como cáscara de piña y té de cáscara de naranja, utilizando un proceso de fermentación con Kombucha. Esta biotecnología ofrece un camino más ecológico y económico frente a las prácticas industriales tradicionales.

La celulosa bacteriana, también conocida como nanocelulosa bacteriana, ha cobrado relevancia por sus propiedades biodegradables, biocompatibles y por su pureza química, ya que no contiene lignina ni hemicelulosa. Además, presenta una estructura de nanofibras que mejora su estabilidad térmica y química, diferenciándola de la celulosa vegetal.

A diferencia de la celulosa tradicional, que requiere la tala de árboles y afecta ecosistemas naturales, la celulosa bacteriana es producida por microorganismos del género acetobacter. Esto la convierte en una opción más amigable con el medio ambiente.

De acuerdo con Silva Uribe, basada en proyecciones recientes, el mercado global de la celulosa bacteriana fue valorado en 480.1 millones de dólares en 2023 y se proyectó que podría alcanzar los 608.71 millones en 2025. Sin embargo, enfrenta desafíos como bajos rendimientos y altos costos de producción.

NanoCel fue creado precisamente para resolver estos retos. Al utilizar insumos accesibles y abundantes, como los residuos de frutas, el proyecto mejora la eficiencia económica y ambiental de la biocelulosa, ampliando su potencial comercial e industrial.

Durante su participación en la IICYMS 2025, María Fernanda presentó los resultados obtenidos, destacando la viabilidad técnica y económica de su propuesta. Su exposición fue recibida con entusiasmo por el jurado, conformado por científicos y académicos internacionales.

Para Silva Uribe, la medalla de oro otorgada a María Fernanda representa un reconocimiento a su esfuerzo, creatividad y compromiso con la investigación científica. También consolida el papel de la Prepa UDEM San Pedro como institución formadora de líderes con visión global.

Este logro se sumó a otros reconocimientos académicos obtenidos por estudiantes de Prepa UDEM, reflejando el compromiso de esta casa de estudios con la excelencia y la innovación en ciencia, tecnología y sustentabilidad.

Tras este triunfo internacional, María Fernanda iniciará su carrera universitaria en Médico Cirujano y Partero en la Universidad de Monterrey, con la convicción de continuar desarrollando proyectos que integren ciencia, salud y sostenibilidad. 

ALTERNATIVAS SOSTENIBLES 

María Fernanda explicó que el origen del proyecto fue un trabajo escolar del programa de Bachillerato Internacional, en el cual exploró nuevas alternativas sostenibles. Su interés por la fermentación de Kombucha la llevó a investigar sus subproductos y encontrar la posibilidad de aprovechar la nanocelulosa.

“Surgió la idea de usar un subproducto (de la Kombucha), que es la nanocelulosa. Miss Nerla me animó a meter ese proyecto a competencias como la FEMECI (Feria Mexicana de Ciencias e Ingenierías) y ExpoCiencias”, relató.

La estudiante indicó que desarrolló el biomaterial a partir de residuos agroindustriales, lo que fortaleció el enfoque ambiental y económico del proyecto. Destacó que la propuesta se distingue por utilizar fuentes de carbono y nitrógeno no reportadas previamente.

“Los principales aportes son que logra reducir costos, mitiga impacto ambiental y promueve una economía circular… No hay ningún antecedente que ocupe las mismas fuentes que mi proyecto”, aseguró.

En su participación internacional, María Fernanda resaltó la importancia de recibir retroalimentación de expertos extranjeros. Aseguró que la competencia amplió su perspectiva científica al identificar áreas de mejora que no había considerado en el proceso de desarrollo.

“Escuchar lo que los profesores tienen que decir ayuda mucho a seguirlo mejorando, porque ya llevas mucho tiempo haciendo lo mismo y te ciclas”, indicó.

Al hablar de los desafíos técnicos, relató que cada intento fallido requería semanas de trabajo adicional. Calculó haber invertido cerca de cinco meses en lograr el prototipo final, lo que reafirmó su perseverancia y pasión por la investigación.

“Fueron varias veces… cada prototipo me tardaba como tres semanas… hasta que llegáramos con el producto final, que es lo que ahorita estamos presentando”, narró.

La alumna subrayó que su interés principal es aplicar la nanocelulosa en contextos médicos, aprovechando sus propiedades como biomaterial. Aunque aún no ha definido la aplicación específica, reafirmó su compromiso de seguir explorando nuevas soluciones.

Finalmente, reflexionó sobre el valor formativo del proyecto. Consideró que la investigación le enseñó a desaprender y a redescubrir métodos para generar conocimiento, lo cual es esencial para desarrollarse como investigadora.

“A veces nos quedamos con lo que ya sabemos y buscamos confirmar lo que creemos; entonces (la investigación) te enseña a aprender otra vez… poder abrir tu perspectiva es clave para avanzar”, indicó.

Por su parte, Nerla Silva Uribe enfatizó que la propuesta de María Fernanda representa un punto de lanza en el uso de biocelulosa en la Universidad. Señaló que, aunque el material existe desde el siglo XIX, sigue siendo poco explorado por sus costos elevados.

“A pesar de que se ha descubierto desde 1886… el utilizar residuos genera un valor agregado… Marifer es punto de lanza en la Universidad con este proyecto”, apuntó.

La docente también destacó la relevancia de NanoCel por su aplicación en áreas médicas, donde se requiere innovación sostenible. Subrayó que transformar desechos en insumos útiles es un enfoque alineado con las metas de sostenibilidad institucional.

“Es un producto sostenible… se genera a partir de un residuo… ayuda a las áreas médicas, que están necesitadas de ese tipo de materiales”, explicó.

Finalmente, la asesora elogió la participación de su alumna en un certamen internacional, reconociendo el rigor académico de los competidores asiáticos. Confesó que la medalla obtenida fue motivo de gran emoción para ambas.

“El obtener una medalla de oro… yo casi lloré igual que ella de la emoción. Competir en Asia fue un reto, y ella lo logró”, relató.  

eitmedia.mx