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Gerardo Ledezma

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Entre acordeones y togas: la comedia judicial que solo sucede en México

México volvió a demostrar que tiene su propia manera de combinar el drama y el surrealismo, esta vez en la elección del Poder Judicial. Por un lado, magistrados electorales admiten que los “acordeones” —esas guías impresas para orientar el voto de jueces y ministros— existieron. Por otro lado, concluyen que, como no se puede demostrar quién los produjo, distribuyó o financió, su impacto real en los resultados es un misterio digno de novela negra.

Mientras unos afirmaban que hubo una operación coordinada y premeditada para influir en la elección de la Suprema Corte, la respuesta de la mayoría fue digna de aplauso irónico: los denunciantes presentaban pruebas “falaces, sesgadas y débiles” y, además, se dedicaron a especular. La matemática no importa, y menos cuando los 3 mil 188 acordeones y las 374 pruebas digitales —videos, audios y cuentas de redes sociales— no logran convencer a quienes deciden que todo está en orden.

Según el relato la presidenta del Tribunal Electoral, Mónica Soto, pidió uno de los acordeones y exigió que se detallara quién lo dobló, cuánto costó y cómo se repartió. Ante la explicación de que el que sostenía era el más predominante, insistió en que, al no estar dañado, no hay forma de probar su uso. La lógica es impecable: si no se puede demostrar que se usó, no hubo violación alguna. Punto.

Pero el espectáculo no terminó allí. En lo que parece un episodio de película de mafiosos, los nueve futuros ministros de la Suprema Corte realizaron su sesión fotográfica oficial bajo estrictas medidas de seguridad (describe el periódico Excélsior) : sin celulares, con mínimo personal de apoyo y con togas impecables, porque nada dice “poder judicial” como posar con una prenda que distingue a unos pocos elegidos. El ministro presidente electo, Hugo Aguilar Ortiz, incluso decoró su estola con motivos indígenas, para asegurar que la solemnidad y la estética local no se perdieran.

La foto, tomada únicamente por el fotógrafo oficial, será presentada al público hasta el 1 de septiembre, después de la ceremonia de protesta en el Senado. Entre las filas de togas y sonrisas medidas, cada ministro y ministra posó con la compostura de quien sabe que la ciudadanía apenas comienza a comprender la magnitud de la comedia judicial que ocurre entre acordeones y protocolos fotográficos de película.

En México, parece que la justicia tiene su propio guion: un poco de misterio, una pizca de teatro y la certeza de que nada se prueba, pero todo se valida.

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