
Detenciones y discursos: el frío teatro de un líder de la 4T ante el huachicol en Tabasco
La detención de Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de Seguridad Pública de Tabasco y presunto líder del grupo criminal La Barredora, en Paraguay, debería ser motivo de solemnidad y acción judicial clara. Sin embargo, la reacción del coordinador de Morena en el Senado, Adán Augusto López Hernández, se desmarca por un tono descaradamente frío y una ambición de declarar con pose de integridad que roza lo burdo.
Mientras la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, en coordinación con el Centro Nacional de Inteligencia, Ejército, Marina y autoridades paraguayas, detallaba la operación que concluyó con la captura del sospechoso, López Hernández se lanzó a las redes sociales con un mensaje de “cero encubrimientos y cero impunidad”, al mismo tiempo que remite la responsabilidad a los demás, declarando su “disposición plena” para comparecer si se le requiere. La escena se percibe más como un ejercicio de marketing político que como un compromiso serio con la justicia.
La gravedad del caso es innegable: al menos siete muertos entre marinos y funcionarios relacionados con el robo de huachicol en México ensombrecen la historia, y la relación directa de Bermúdez Requena con el senador morenista añade una capa de tensión que no se resuelve con discursos de autoalabanza. Mientras los panistas exigen una investigación integral que alcance a toda la red de posibles cómplices, López Hernández no pierde oportunidad de responder con un giro político que involucra a Ricardo Anaya y su familia, en un intento de equiparar responsabilidades y desviar la atención.
Entre muertos, investigaciones pendientes y una cadena de mando cuestionable, el mensaje del morenista se siente como un gesto frío, casi mecánico, de quien pretende limpiar su nombre mientras el país observa cómo la corrupción y la violencia parecen jugar a escondidas con la política. En medio del clamor social por claridad y justicia, la postura del funcionario se percibe menos como un acto de transparencia y más como un oportunismo calculado, un recordatorio de que, en la política mexicana, la solemnidad a veces queda subordinada a la narrativa propia.
Por cierto, la Presidenta con “A” Claudia Sheinbaum, agradeció a su homólogo paraguayo, Santiago Peña, por el apoyo para arrestar al exsecretario de Seguridad de Tabasco (sureste) presunto dirigente del grupo criminal La Barredora, Hernán Bermúdez Requena y mucho muy cercano a Adán Augusto que ahora grita estar dispuesto a “declarar”.