
La esclavitud de nuestro tiempo de Lev Tolstói
La esclavitud de nuestro tiempo surgió cuando Lev Tolstói se enteró por un conocido de que los cargadores de la línea de ferrocarril Moscú-Kazán trabajaban por norma unas treinta y seis horas seguidas, así que quiso ir a hablar con ellos y a comprobar con sus propios ojos esas condiciones miserables. Entonces llevaba ya más de dos décadas reflexionando sobre la violencia organizada del Estado y de la propiedad privada, y había abrazado un ideal anarquista de inspiración evangélica orientado, precisamente, a la no violencia. Para preparar este corto ensayo, que vio la luz en 1900, Tolstói escribió más de mil ochocientas páginas a mano, prueba de que lo consideró su gran aportación a la causa de la libertad, la justicia y la felicidad humanas.
El visitante de Stephen King
Un crimen impensable y una investigación a contrarreloj de la mano del maestro de la narrativa de suspense Un niño de once años ha sido brutalmente asesinado. Todas las pruebas apuntan a uno de los ciudadanos más queridos de Flint City: Terry Maitland, entrenador en la liga infantil, profesor de literatura, marido ejemplar y padre de dos niñas. El detective Ralph Anderson ordena su detención. Maitland tiene una coartada firme que demuestra que estaba en otra ciudad cuando se cometió el crimen, pero las pruebas de ADN encontradas en el lugar de los hechos confirman que es culpable. Ante la justicia y la opinión pública Terry Maitland es un asesino y el caso está resuelto. Pero el detective Anderson no está satisfecho. ¿Acaso Maitland tiene dos caras? Y ¿cómo es posible que estuviera en dos sitios a la vez? La respuesta te hará desear no haber preguntado.
Historia incompleta de México de Eduardo Galeano
En esta antología se recopilan todos los textos que Galeano dedicó a México. Este recorrido comienza en Mesoamérica; nos adentra en lo funesto de la Conquista; muestra de cerca la vida en la Nueva España, donde sor Juana soñaba con el saber; el cura Hidalgo imparte su grito de Independencia, nace México y, con esta nación, sus revoluciones: ideológicas, intelectuales, artísticas. Desde la fundación de Tenochtitlan hasta los desaparecidos de Ayotzinapa, Eduardo Galeano encontró en México un refugio intelectual. Recibió la Medalla 1808 y entabló amistades con mexicanos como Carlos Monsiváis o Elena Poniatowska, uno de sus autores predilectos fue Juan Rulfo y apoyó fervientemente al movimiento zapatista, digo gracias en nombre propio y también en nombre de los muchos sureños que jamás olvidarán su gratitud a México, el país de su exilio, refugio de perseguidos en los años de mugre y miedo de nuestras dictaduras militares.
Cuando hablamos de amor
Estos ensayos respiran, atravesados por el cuerpo y la experiencia, pero siempre pasando por la reflexión. No hay nada muerto en estas páginas, sino la vitalidad que la teoría en movimiento puede generar. Subir una montanÞa tiene muchas dimensiones. Las primeras son sin duda físicas y, si me apuran un poco, espirituales. Pero no son las únicas: otras requieren que se les asigne un sentido, que vendráì a partir de la propia historia, cultura y concepciones sobre el mundo. La experiencia es el conjunto de todo ello. Y sucede lo mismo con el amor. Pensarlo y no sólo vivirlo acríticamente le da otras dimensiones que sacuden la inercia, que a veces duelen, pero con frecuencia crean horizonte. Novedad Los ensayos de Cuando hablamos de amor están llenos de claroscuros, de propuestas, de apuestas.