A los 75 años falleció Mauricio Fernández Garza, figura emblemática de San Pedro Garza García y uno de los políticos más influyentes de Nuevo León. Integrante de una poderosa dinastía empresarial, decidió enfrentar el cáncer de pulmón sin más tratamiento médico, dejando –como él mismo expresó– “todo a la buena de Dios”.
Fernández Garza había solicitado licencia hace poco más de una semana para ausentarse de su cargo como alcalde, en lo que sería su cuarta administración al frente del municipio. Antes había gobernado de 1989 a 1991, de 2009 a 2012 y de 2015 a 2018, además de desempeñarse como senador de la República.
Su legado político y cultural trascendió la esfera local. Impulsor del arte y coleccionista de renombre internacional, dejó huella con proyectos como el museo La Milarca y la restauración del Palacio de los Marqueses de Torremejía, en Almagro, España, ciudad que este próximo 13 de octubre planeaba nombrarlo hijo adoptivo.
En reconocimiento a su trayectoria, el Congreso de Nuevo León aprobó el pasado 17 de septiembre la creación de la Medalla Mauricio Fernández Garza, que se entregará cada abril, en el mes de su cumpleaños, a personas con destacada labor en ámbitos filantrópicos, artísticos, científicos o históricos. La primera presea sería para él mismo, en un homenaje póstumo que hoy cobra un significado especial.
Hijo de Margarita Garza Sada y Alberto Fernández Riuloba, cofundador del Partido Acción Nacional, Mauricio Fernández Garza deja un vacío profundo en la política, la cultura y la historia de San Pedro, donde su nombre permanecerá como símbolo de carácter, visión y amor por el arte.
Por: David Casas-eitmedia.mx
