
Donovan Daniel Carrillo Suazo se convirtió en el primer patinador mexicano en clasificar a dos ediciones de los Juegos Olímpicos de Invierno, tras asegurar su pase a Milán Cortina 2026, que se celebrará del 6 al 22 de febrero. El objetivo del seleccionado nacional es ubicarse entre los 10 mejores del certamen, consolidando su presencia en la élite del patinaje artístico sobre hielo.
“No descartó la posibilidad de un resultado histórico para México… con buenos programas, estoy convencido de que se puede tirar a un top 10, inclusive algo mejor, solamente es importante ser consistente”, comentó Carrillo tras ganar la medalla de bronce en el Clasificatorio Olímpico Beijing 2025.
Originario de Jalisco y actualmente representante de Guanajuato, Carrillo continuará su preparación en Toronto, Canadá, bajo la dirección de Jonathan Mills y Myke Gillman. Su plan incluye fortalecer su programa, incrementar la dificultad técnica y afinar la parte artística, participando en competencias previas que permitan definir el contenido más sólido para la cita olímpica.
Entre las competencias de preparación se encuentra el Trofeo Trialeti de la Serie Challenger de Patinaje Artístico ISU 2025, del 8 al 11 de octubre en Tiflis, Georgia, seguido de un evento en Budapest en diciembre y el Cuatro Continentes en Beijing, a mediados de enero, donde se establecerá el plan definitivo de cara a Milán Cortina 2026.
Carrillo, de 25 años, hizo historia al ser el primer mexicano en clasificar a una final olímpica en su disciplina y atribuye gran parte de su progreso al apoyo de la CONADE, que le ha permitido contar con un equipo multidisciplinario integrado por médicos, nutriólogos, psicólogos y entrenadores especializados, además de colaborar con los coreógrafos Benoit Richaud y Romain Haguenauer.
“Trabajo a distancia con mi equipo en México y presencial con mis entrenadores en Canadá. Este equipo ha ido creciendo y nada de esto sería posible sin el apoyo de la CONADE, patrocinadores e institutos deportivos”, expresó el patinador.
Carrillo destacó que su enfoque ha cambiado respecto a Beijing 2022, enfrentando ahora entrenamientos diarios de hasta siete horas con una actitud más positiva y disfrutando cada momento, incluso las caídas. “Hoy he aprendido a no dejar que un mal momento determine mi día o mi entrenamiento y he encontrado mucha más felicidad entrenando, algo que antes vinculaba solo a obtener buenos resultados en competencia”, concluyó.
Especial-Conade-eitmedia.mx