
La Casa de los Espíritus
Desde la óptica de la reality teve. Los productores ejercitan el morbo a ultranza de los años 80tas. Regresamos a la época del basurero de “Hasta las mejores Familias” de Carmen Salinas.
Elija a su monstruo. Ese fue el parámetro internacionalista de Jerry Springer y Maury. Deles seguimiento a las destrucciones sociales. Veamos desde los ángulos en 360 grados las conversaciones anodinas e insulsas.
Todas aquellas criaturas malignas gozan de la popularidad instantánea. Filtren en lo oscurito. Declamen pasajes de la vida. En el sufrimiento, así como el éxito hay un pasaje escondido para los radicales, mal portados y difíciles de manejar.
Decadencia realista. Advierte la dinámica de venta de contenido para los patrocinadores. Obras de arte en 4K o en High Definition. Confiese desde lo privado los detalles del día a día. Resulta insoportable la vibra de cada uno de los grupúsculos. Sepultureros a discreción de la opinión pública.
Entre más corriente más ambiente. Todos estos arboles nacieron torcidos. Espectacularmente insostenibles. Acomplejados, narcisistas y descafeinados cerebrales.
Acceder cada una de las rondas. Sobrevivir a la purga de la fatalidad. Falta de empatía. No se culpe a nadie del suicidio neuronal o de las horas invertidas en el fuego fatuo del excremento. Placentero rondar el chiquero. Venga a disfrutar la zanahoria en la ronda infinita. De la vuelta al cielo. Lo eterno dura exactamente 15 segundos de fama popular. Después de ello, las condiciones imparciales de la hermandad en la graduación de otra generación de perdedores: los telespectadores.