
Tres décadas después de que el arquitecto Ricardo Legorreta diera forma al sueño universitario de un espacio que reuniera conocimiento y belleza, la Biblioteca Universitaria Raúl Rangel Frías celebró su trigésimo aniversario reafirmando su papel como uno de los recintos culturales más importantes del norte de México.
El edificio, que en 1995 abrió sus puertas con apenas 70 trabajadores, hoy es un punto de encuentro entre las letras, el arte y la comunidad. Su historia fue recordada por quienes la han hecho posible, en una ceremonia encabezada por el rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Santos Guzmán López, acompañado por autoridades universitarias y representantes del ámbito cultural.
“Este espacio se ha convertido en un epicentro de la Universidad para las expresiones artísticas como la literatura, la pintura y la escultura”, expresó Guzmán López, al reconocer la labor del equipo que ha mantenido viva la vocación del recinto durante treinta años.
El programa conmemorativo incluyó la develación de una placa alusiva al aniversario, la inauguración de exposiciones plásticas y una muestra de tesoros bibliográficos que rinden homenaje a la memoria y evolución del conocimiento universitario. En el auditorio, el director de la BURRF, Porfirio Tamez Solís, recordó los inicios del proyecto a principios de los noventa y el sueño de trascender el concepto tradicional de biblioteca.
“Este es un recinto que va más allá de una biblioteca. Soñábamos con lograr que las personas que vinieran aquí supieran que hay material impreso, digital, a distancia, pero también obras de arte que hablan. Nosotros cumplimos con la Universidad en ese compromiso con la difusión de la cultura, el arte y el conocimiento”, compartió Tamez Solís.
El secretario de Extensión y Cultura, José Javier Villarreal, subrayó la fuerza intelectual que habita en el edificio y lo definió como “una casa abierta a la inteligencia, a la imaginación y al diálogo de las ideas”. En su intervención, destacó la capacidad del recinto para adaptarse al paso del tiempo, pasando “de los catálogos impresos a las bases de datos digitales, y de los espacios tradicionales a entornos interactivos e inclusivos”.
La artista Saskia Juárez Green, portavoz de los creadores visuales participantes, resaltó el papel de la BURRF como museo y espacio de resguardo del arte universitario. “La biblioteca ha llegado a un nivel de museo por su gran colección. Es depositaria de una gran colección de obra de artistas desde el inicio del Taller de Artes Plásticas hasta nuestros días”, afirmó.
La jornada concluyó con un homenaje al personal administrativo y cultural de la biblioteca, reconociendo su dedicación al servicio de la comunidad universitaria. Treinta años después de su fundación, la Biblioteca Universitaria Raúl Rangel Frías sigue siendo un símbolo de aprendizaje, arte y encuentro, un faro que ilumina la inteligencia colectiva de generaciones enteras.
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