
El senador Gerardo Fernández Noroña vuelve a colocarse en el centro del debate político. Esta vez, no por sus declaraciones incendiarias o su estilo confrontativo, sino por su decisión de ausentarse del Senado durante nueve días para realizar un viaje oficial a Palestina, con todos los gastos cubiertos por Emiratos Árabes Unidos.
El legislador de Morena aseguró que su visita responde a un acto de solidaridad con el pueblo palestino, que —según dijo— vive “una situación grave ante el genocidio, el bloqueo a la ayuda alimentaria y la ausencia de un alto al fuego”. Sostuvo que había postergado este recorrido desde agosto y que decidió concretarlo ahora “porque es lo correcto”, al afirmar que prefiere actuar con transparencia y solicitar licencia antes que simplemente faltar a las sesiones.
Durante el viaje, Fernández Noroña tiene previsto reunirse con autoridades palestinas, visitar asentamientos en Gaza y sostener encuentros en Jordania y Emiratos Árabes Unidos. Dijo además que su boleto y viáticos serán pagados por el gobierno emiratí “en reconocimiento a la solidaridad que siempre he mostrado con Palestina”.
La decisión, sin embargo, no está exenta de controversia. Apenas días atrás, el senador fue cuestionado por la propiedad de una casa valuada en 12 millones de pesos, lo que encendió las especulaciones en torno a su situación patrimonial. El anuncio de su licencia, hecho sin mayores explicaciones previas, alimentó aún más los comentarios sobre el momento y las motivaciones de su viaje.
Noroña trató de apagar las sospechas al asegurar que no hay conflictos internos ni rupturas con su grupo parlamentario ni con la presidenta Claudia Sheinbaum. “Estoy bien con mi grupo, con mi compañera presidenta y con el movimiento. Las especulaciones no tienen fundamento”, dijo, aclarando que solo había informado previamente de su decisión al senador Adán Augusto López Hernández.
El legislador insiste en que su viaje es un acto de convicción y compromiso político, no una evasión ni un lujo. Pero en medio de cuestionamientos por su patrimonio, y mientras en el Senado se discuten temas clave, su ausencia inevitablemente deja la duda: ¿solidaridad internacional o distracción oportuna?