
3I/ATLAS: un visitante interestelar que nos cuestiona como humanidad
El cometa 3I/ATLAS no es solo un fenómeno astronómico. Es un recordatorio de que el universo que habitamos sigue siendo, en su mayor parte, un misterio insondable. Descubierto el 1 de julio de 2025 por el telescopio ATLAS en Chile, este objeto interestelar —apenas el tercero en la historia en ser detectado atravesando nuestro sistema solar— ha captado la atención de científicos, astrónomos y observatorios de todo el mundo.
A pesar de los telescopios espaciales más poderosos, como el Hubble y el James Webb, la verdad es que aún no sabemos exactamente qué es 3I/ATLAS. Lo observable es su estela: una coma asimétrica cargada de polvo y gases, entre ellos agua, monóxido y dióxido de carbono en proporciones inusuales. Su núcleo, estimado en unos 5.6 kilómetros, permanece oculto bajo una intensa actividad cometaria. Su trayectoria hiperbólica indica que no volverá jamás; viaja a casi 58 kilómetros por segundo y su punto más cercano al Sol ocurrirá el 29 de octubre de 2025, a unos 210 millones de kilómetros.
Ante la rareza de su comportamiento, la NASA activó su protocolo de defensa planetaria para monitorear de cerca cada movimiento del visitante interestelar. No hay indicios de riesgo para la Tierra, pero su naturaleza inusual lo convierte en un objeto de estudio prioritario. El James Webb y el Hubble continúan recabando datos sobre su composición, dinámica y procedencia, con la intención de entender cómo se forman estos cuerpos en los confines del espacio.
Y, sin embargo, más allá de los informes técnicos y los cálculos orbitales, surgen las preguntas que van más allá de la ciencia: ¿qué pasaría si un día, en lugar de pasar de largo, uno de estos visitantes tocara nuestra puerta? ¿Estamos preparados como humanidad —en lo tecnológico, pero también en lo ético y en lo emocional— para enfrentar el contacto con una forma de vida ajena a la nuestra? ¿Tenemos protocolos globales, acuerdos o siquiera una visión unificada sobre cómo reaccionar ante algo que desafíe toda nuestra comprensión del cosmos?
Tal vez aún no. Pero el paso de 3I/ATLAS debería servirnos como llamado de atención: el universo no es un espacio vacío, sino un océano de posibilidades donde, tarde o temprano, podríamos no estar solos. Mientras este cometa interestelar sigue su rumbo, nosotros deberíamos seguir preparándonos, observando y, sobre todo, cuestionándonos.
El 3I/ATLAS nos recuerda que la curiosidad es parte esencial de nuestra naturaleza, pero también lo es la prudencia. No se trata de temer, sino de estar listos para lo desconocido. Por cierto, no quiero pegarle al Jaime Maussan ni muchos menos a ningún otro personaje que gusta hablar de este tipo de fenómenos, estelas u objeto interestelar (probable cometa activo) . Simple y sencillamente. Estamos muy cerca de observar en los cielos algo diferente que nos acecha. Aunque metiéndonos a los libros se habla que ya en dos ocasiones tuvimos el paso de : 1I/‘Oumuamua (2017) 2I/Borisov (2019).
Los datos científicos contenidos en este editorial provienen de observaciones publicadas por la comunidad científica internacional, en especial de la NASA y sus divisiones de Ciencia y Exploración.



