La coronación de Fátima Bosch como Miss Universo 2025 cerró una competencia que ya era histórica para México, pero también abrió un capítulo inesperado en su relación con Nawat Itsaragrisil. Tras el famoso “tonta” lanzado por el directivo tailandés antes del certamen (y la ola de indignación que siguió), muchos se preguntaban cómo reaccionaría él tras la victoria de la tabasqueña. La respuesta llegó rápido y, como suele pasar en el universo pop de los concursos de belleza, vino en forma de mensaje críptico: “Diez millones de palabras no se pueden decir”, escribió Nawat, seguido de un “He hecho lo mejor que pude”.
Días antes, la tensión había escalado al punto de que Raúl Rocha, copropietario de Miss Universo, confirmó acciones legales y restricciones para Nawat. El gesto parecía marcar un cierre definitivo al conflicto. Pero el directivo, visiblemente afectado, reapareció entre lágrimas en la ceremonia de bienvenida del certamen y ofreció disculpas públicas, asegurando que nunca quiso dañar a nadie. La narrativa cambiaba, aunque el público seguía atento al capítulo final: ¿Qué pasaría cuando él y Fátima coincidieran cara a cara?
La respuesta llegó más pronto de lo esperado. En un evento oficial tras la coronación, Fátima Bosch y Nawat Itsaragrisil compartieron escenario por primera vez desde la polémica. Un video en redes captó el momento exacto en el que la mexicana se acerca, él le ofrece la mano y la acompaña hacia el estrado. El gesto protocolario, correcto, casi diplomático, sacudió a las redes: para muchos, Fátima encarnaba la definición de templanza; para otros, su mirada lo decía todo y dejaba ver incomodidad pese a la cortesía.
Lo cierto es que la escena dejó una lectura clara: más allá del ruido, Fátima eligió sostener la corona con clase, incluso frente a quien la había descalificado públicamente.
Por: Abril Ledesma- eitmedia.mx
Foto: @fatimaboschfdz
