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Gerson Gómez

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La caída del imperio cristiano de occidente

Benditos sean nuestros padres fundadores. Salidos desde la noble terraza episcopal de Inglaterra.  Ya es momento de hacer frente al futuro. El pecado envenenó la corte, la iglesia y el ejército.

Imposible caminar con lobos. De la mano de rey y la reina. Tanta crueldad. Los impuestos en las nubes. Perderemos todas las tierras cultivables. La herencia de nuestros abuelos. No queda alimento en las alacenas.

Sobrevivir a otra peste negra, imposible. Vayamos al otro lado del océano. Fluye leche y miel. Como lo dictan las sagradas escrituras. Poblar territorios indómitos. Compartir el evangelio a los nativos americanos.

En Dios confiamos. Se haga la voluntad en el mar y al pisar tierra. Trece colonias idealistas. Aquí el pecado se paga con la muerte. Alzamos construcciones fortificadas. En medio de apaches, comanches y toda clase de naturales. Ellos deben de creer en el Dios de salvación.

Arrancar de la faz de la tierra al maligno. Comenzamos a guerrear. Pacificar con salario de sangre. Declaramos la independencia de Inglaterra. Solar el cordón umbilical con todos aquellos poderosos apolillados en la simulación de cristianismo. Herejías. Apostatas.

Nunca más volveremos a pecar. La tierra bendita de Dios. Nuestro país. Los Estados Unidos de América. Idealizada por Washington, Franklin, Jackson, Lincoln. Desde Africa importamos esclavos bajo el signo de Caín. En la carne, por su color y aroma, se cumple la profecía de Yhave.

Los romanos huyeron guiados a Turquía. Fundaron Constantinopla. La primera ciudad estado reconociendo a Jesús como salvador de la humanidad. Los siglos vinieron a bajo con los otomanos, impuros, señuelos de Abraham y su sirvienta Lagar. Madre de Ismael. Principio de todos los males.

En América el sueño se hizo realidad. Perdimos grandes batallas. Ciudadanos ejemplares ofrendaron tiempo, recursos y defensa contra el socialismo, comunismo y panteísmo.

Recontando los daños, triunfamos. Ahora nos queda obedecer a nuestro presidente. Orar sin parar. No importan sus amistades de pedófilos, corruptores de conciencia, especuladores de bancarrotas,

Dios ama al dador alegre. Eso incluye al ICE, la border patrol y a todo aquel rebelde a la autoridad impuesta por el creador.

Defienda la patria. Compre armamento de calidad. Lea la biblia. Abrirá los ojos. Mía es la venganza dice el señor, yo pagaré.

A veces deseamos en familia, a Donald Trump eterno. Gobernado sobre todas las naciones. Hacedor de paz y orden. De labios no fingidos. A nuestros gesticuladores del poder, toda sabiduría celestial.

Si habla como hispano, tiene color, huele y compra ropa, además de trabajar por menos del mínimo, deben esperar turno de expatriarse a su lugar de origen. El orden es progreso.