Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, modificó su declaración este lunes ante una Corte del Distrito Norte de Illinois y aceptó su responsabilidad en delitos de narcotráfico y delincuencia organizada ligados al Cartel de Sinaloa. El hombre de 39 años también reconoció, por primera vez, haber sido el responsable de entregar a Ismael El Mayo Zambada a agentes estadounidenses a finales de julio de 2024, un hecho que marca un giro dentro de la estructura histórica del grupo criminal.
Durante la audiencia, el propio Guzmán López relató cómo logró someter al veterano operador del cartel. De acuerdo con lo expuesto ante la jueza Sharon Johnson y citado por el Chicago Tribune, explicó que “necesita su ayuda para resolver una disputa”, argumento con el que convenció al Mayo para acompañarlo hasta una habitación donde se había preparado un acceso oculto. Por ese punto ingresaron varios hombres que lo sometieron, “le colocan una bolsa en la cabeza”, lo subieron a una camioneta y lo trasladaron a una pista cercana para abordarlo a un jet privado. González López detalló además que le ofreció una bebida mezclada con sedantes antes del despegue. Una vez en tierra, ambos fueron conducidos a autoridades estadounidenses. Para Zambada, era la primera vez que pisaba una prisión, pese a que sobre él pesaba una recompensa de 15 millones de dólares.
La aceptación de cargos confirma lo anticipado desde el viernes anterior, cuando una comunicación judicial filtrada en redes adelantó que el hijo del Chapo cambiaría su postura legal. Esta admisión lo convierte en el segundo miembro directo de la familia Guzmán en colaborar con el Gobierno de Estados Unidos, luego de que su hermano Ovidio se declarara culpable en julio pasado ante la misma jueza.
Guzmán López relató además cómo su trayectoria en el crimen comenzó aprovechando los recursos del Cartel de Sinaloa “para invertir grandes cantidades de dinero en la compra de marihuana en México y cocaína en Colombia”, según documentos del Departamento de Estado. Tras la captura del Chapo en 2017, su presencia dentro del grupo creció hasta consolidarse como un operador clave.
El quiebre entre las facciones de los chapitos y los mayitos escaló tras la captura de ambos líderes, provocando episodios de violencia extrema en Culiacán, ciudad que se convirtió en epicentro de la disputa interna. Ese desgaste mermó la fuerza del Cartel de Sinaloa en varias regiones, dejando espacio para que el Cartel Jalisco Nueva Generación avanzara y extendiera su presencia en distintas zonas del país.
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