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Gerardo Ledezma

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Cuando la urgencia social deja de ser invisible

Hay momentos del año en que las luces, los festejos y la nostalgia se mezclan con silencios que pocos quieren mirar. Diciembre suele revelar esa otra cara: la de quienes cargan con depresiones, duelos recientes, ansiedad o una sensación de soledad que se profundiza justo cuando el entorno exige alegría. No es nuevo, pero cada temporada vuelve a recordarnos que el suicidio es un problema que está tocando a la puerta con más insistencia de la que la sociedad admite.

Por eso cobra relevancia la iniciativa que impulsa el diputado Miguel Lechuga para reformar la Ley de Seguridad Pública del Estado y obligar a los municipios a establecer protocolos de actuación ante intentos de suicidio y crisis psicológicas, además de capacitar a sus corporaciones para enfrentar este tipo de emergencias. El legislador plantea que la policía actúe coordinadamente con Salud, Protección Civil y el 911, de modo que la respuesta sea rápida, humana y técnicamente correcta.

El propio Lechuga advierte que la temporada decembrina coincide con un repunte histórico de depresión, ansiedad y crisis emocionales que pueden derivar en conductas suicidas. La presión social y económica, la reactivación de duelos y la soledad característica de estas fechas hacen indispensable que las autoridades cuenten con elementos preparados para intervenir con sensibilidad y criterio. Su propuesta, dijo, busca “salvar más vidas, ofrecer una atención más humana y profesional, y asegurar que la policía tenga las herramientas necesarias para intervenir en emergencias psicológicas de forma responsable”.

A nivel nacional, la realidad confirma la urgencia. En los últimos nueve años, el Metro de la Ciudad de México evitó que 850 personas se arrojaran a las vías, gracias al programa “Salvemos Vidas”. Solo en 2024, los equipos de protección, seguridad industrial, vigilancia y Policía Auxiliar contuvieron a 69 personas en situación crítica, y este año la cifra subió a 82 casos, con edades que van de los 14 a los 62 años. “Posterior a la intervención del programa, el cual consiste en brindar primeros auxilios psicológicos, se realiza un seguimiento telefónico con el objetivo de favorecer la incorporación de la persona a tratamiento psicológico o psiquiátrico, según sus necesidades”, explicó el Metro capitalino y difundido a través del periódico El Sol de México

El tema es serio y atraviesa a todas las ciudades. Lo que sucede en la capital del país refleja lo que podría estar ocurriendo en cualquier espacio público donde el silencio pesa más que la estadística. Nuevo León no es la excepción, y la discusión no puede reducirse a cifras ni a buenas intenciones. Se trata de reconocer que, como sociedad, debemos exigir instituciones preparadas para atender a quien está al borde y, al mismo tiempo, cultivar una cultura de acompañamiento que permita ver antes de que sea tarde.

No es un asunto menor. Es un llamado a mirar lo que incomoda, a actuar con responsabilidad y a no permitir que la temporada decembrina siga marcando, año tras año, la misma historia en silencio.