En una jugada que redefine el tablero global del entretenimiento, Netflix anunció un acuerdo para comprar Warner Bros. y HBO Max por 82.7 mil millones de dólares, una cifra que marca uno de los movimientos corporativos más grandes en la historia de Hollywood. La operación, que podría cerrarse entre 2026 y 2027, depende de la separación previa de Discovery Global y de la aprobación de reguladores estadounidenses, un trámite que ya levanta alertas.
La adquisición uniría al gigante del streaming,con más de 300 millones de suscriptores, con un estudio de 102 años que resguarda franquicias como “Harry Potter”, “Game of Thrones”, “Looney Tunes”, “The Sopranos”, “Friends” y todo el universo de DC. Para Netflix, que se ha proclamado como “constructora” más que “compradora”, el movimiento es tan estratégico como disruptivo: se quedaría con la última gran fábrica de contenido independiente que quedaba en pie.
Netflix promete mantener la operación actual de Warner Bros., incluidas las estrenos teatrales, un punto clave para cineastas que históricamente han desconfiado del modelo de ventanas cortas del streamer. Ted Sarandos aseguró que los lanzamientos en cines seguirán, aunque la “vida” de las películas “evolucionará” para ser más “amigable al consumidor”… lo que suena a estrenos digitales más rápidos. Aun así, el anuncio no calmó a todos: asociaciones de exhibidores advierten que la compra podría asestar otro golpe mortal a la experiencia en salas.
El impacto industrial sería profundo. Con Warner bajo su paraguas, Netflix absorbería una biblioteca sin precedentes, desde clásicos del cine como “Casablanca” y “Citizen Kane” hasta los títulos contemporáneos más lucrativos como “The White Lotus” y “The Last of Us”. Más allá de números, lo que está en juego es la estructura misma del ecosistema: quedaría un Hollywood donde solo Netflix y Disney tendrían catálogos de franquicias realmente competitivos; el resto, desde Paramount+ hasta Peacock y Apple TV+, quedaría en clara desventaja.
La movida también llega con implicaciones de competencia. Rival Paramount Skydance advirtió durante la puja que el acuerdo podría violar normas antimonopolio, un eco que retomaron legisladores de Trump en Washington. El Departamento de Justicia históricamente bloquea fusiones “horizontales” entre estudios directos competidores; sin embargo, el caso de Netflix sería “vertical”: un servicio de streaming que compra a un productor de contenido. Aun así, analistas creen que los reguladores podrían exigir compromisos como licenciar contenidos a terceros por varios años.
La pregunta final es qué significa esto para el consumidor. Con cinco corporaciones controlando 90% del mercado mediático estadounidense, este movimiento profundiza la tendencia de consolidación que ya domina sectores como aerolíneas o procesadoras de alimentos. Más concentración suele traducirse en menos competencia, precios más altos y menor diversidad de contenidos.
En un Hollywood donde los gigantes siguen creciendo y los espacios independientes se achican, la compra de Warner Bros por Netflix no solo sería una noticia corporativa… sería un nuevo capítulo en la batalla por quién controla lo que vemos, dónde lo vemos… y cuánto debemos pagar por ello.
Por: Abril Ledesma- eitmedia.mx
Foto: @netflix
