Suben los precios y aprietan el bolsillo: la inflación vuelve a encender focos rojos
No hace falta ser economista para darse cuenta de que el dinero ya no rinde igual. Lo vemos en el mercado, en el recibo de la luz, en el transporte y hasta en el simple acto de comer fuera de casa. Lo que antes alcanzaba para la semana, hoy apenas cubre lo básico. Y los datos más recientes confirman lo que muchas familias ya están sintiendo desde hace meses.
La inflación en México alcanzó 3.8 por ciento en noviembre, el nivel más alto de los últimos cinco meses. No se trata de números fríos, sino de un golpe directo al bolsillo de millones de personas. El aumento se explica, principalmente, por el alza en la electricidad, el transporte, los alimentos preparados, los productos de cuidado personal, la vivienda y diversos productos pecuarios.
Más allá de la cifra general, preocupa lo que ocurre en el llamado índice subyacente, que mide la tendencia real de los precios a mediano y largo plazo. Este indicador se ubicó en 4.43 por ciento, su nivel más alto desde marzo del año pasado, una señal de que la presión sobre los precios no es pasajera ni circunstancial.
En el caso de los productos agropecuarios y energéticos, el encarecimiento también va al alza. Las tarifas autorizadas por el gobierno y los productos pecuarios registraron incrementos importantes, lo que termina impactando de manera directa en los hogares de menores ingresos.
La pregunta es inevitable: ¿hasta cuándo podrá resistir la economía familiar este ritmo de aumentos? Mientras las estadísticas siguen subiendo, la realidad es que cada vez más mexicanos hacen malabares para estirar el gasto. No son solo números, es la mesa de miles de hogares la que empieza a resentir las decisiones y omisiones en materia económica.
