
Desde Palacio de Gobierno, el Secretario General de Gobierno, Miguel Ángel Flores Serna, lanzó un mensaje que, guste o no en el Congreso local, pone las cartas sobre la mesa: el Presupuesto 2026 está en manos de los diputados, sí, pero no será rehén de intereses electorales ni de trueques políticos disfrazados de negociación.
En su participación dentro del Nuevo León Informa, el funcionario fue claro al llamar a los legisladores a construir un paquete fiscal que realmente responda a la ciudadanía y no a las presiones partidistas. Aseguró que el Ejecutivo ya hizo su trabajo y entregó un plan con techos, márgenes y opciones, incluso en materia del ISN.
“Dimos un listado de alternativas. No estamos imponiendo impuestos; estamos ofreciendo escenarios para que el Congreso haga su contrapropuesta”, soltó Flores Serna, dejando ver que del lado del Gobierno hay margen para ajustar, recortar o modificar rubros con tal de asegurar un presupuesto funcional y de beneficio para las y los neoleoneses.
Pero el Secretario también puso un alto rotundo donde, según él, algunos quisieran estirar la liga: el Paquete Fiscal no será moneda de cambio para trastocar la Ley Electoral ni para frenar avances que impacten a las mujeres.
“El Presupuesto no se va a usar para posponer temas de paridad ni para afectar derechos de las mujeres. Donde no han gobernado, deben gobernar. La paridad no se negocia”, dijo, marcando distancia de cualquier intento de condicionar votos a costa de retrocesos en igualdad.
Flores Serna recordó que en cuatro años el estado ha invertido más de 105 mil millones de pesos en obra pública, uno de los pilares que –insiste el Gobierno– deben reforzarse en 2026 para mantener a Nuevo León entre las ciudades más competitivas del mundo. Movilidad, transporte, educación y salud siguen en la primera línea, especialmente si se busca retener y atraer inversión extranjera.
Al abordar el ISN, explicó que el aumento propuesto del 3 al 4% no es un capricho recaudatorio, sino una herramienta para sostener la infraestructura y seguridad que exige un estado que presume liderazgo económico. “Para Nuevo León, la inversión pública no es un gasto; es la base que sostiene nuestro crecimiento”, remató.
Ahora la pelota está en la cancha del Congreso. El llamado es directo: construir, no chantajear. Y sobre todo, legislar para la gente, no para las negociaciones de pasillo.
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