La noche del 21 de diciembre en la CDMX, Momo Guzmán soltó la bomba: la Burrita Burrona se retira oficialmente de los escenarios. Entre lágrimas y aplausos, el creador agradeció a su público (a quienes llama cariñosamente “mis ampones”) por cuatro años de risas, shows y momentos virales. “Es momento de cerrar un ciclo y comenzar una nueva historia”, dijo con voz entrecortada, dejando claro que la mascotidrag más famosa de México no volverá a trotar en los escenarios.
Pero como buen chismecito, la despedida no llegó sola: los rumores apuntan a un distanciamiento con Turbulence, su inseparable compañera de escenario. Usuarios en redes notaron que Momo dejó de seguirla y que en su comunicado no la mencionó ni una sola vez. ¿Coincidencia? Difícil de creer. A esto se suma que Turbulence tendría los derechos de autor del concepto de la Burrita, lo que complica cualquier intento de resurrección del personaje bajo otras manos.
El comunicado de Guzmán fue un mar de emociones. Recordó cómo el personaje le permitió mejorar la vida de su familia y cómo el cariño del público LGBT+ lo acompañó en cada paso. “Lo más lindo e invaluable ha sido conocerlos a todos ustedes”, escribió, dejando ver que detrás del disfraz había un creador que encontró identidad, comunidad y éxito en un proyecto que nació con un toque de morbo y terminó convertido en fenómeno cultural.
La Burrita Burrona, mezcla de botarga y drag, fue pionera en su estilo. Con Turbulence como co-creadora, el personaje se convirtió en la primera “mascotidrag” del espectáculo mexicano, conquistando YouTube, TikTok y escenarios en vivo. Su humor irreverente y estética extravagante la llevaron a ser invitada en eventos, colaboraciones y hasta campañas de marcas, consolidándose como un ícono.
Hoy, la Burrita se despide con honores, pero también con un dejo de misterio: ¿Fue realmente un tema de cansancio creativo o la pelea con Turbulence terminó por romper la dupla?
Por: Abril Ledesma- eitmedia.mx
Foto: @turbulencequeen
