Miguel Granados cerró una temporada que parecía imposible de sostener y la convirtió en la hazaña más significativa del automovilismo mexicano en años recientes. Tras superar rutas heladas, de tierra y de montaña en Suecia, España, Portugal, Italia, Grecia, Chile y Arabia Saudita, el piloto capitalino alcanzó la cima de la WRC Masters Cup, un logro que él mismo definió como fruto de un trabajo que comenzó desde casa y que terminó por escribir su nombre y el de México en lo más alto del Campeonato Mundial de Rallies 2025.
Granados no escondió la emoción al describir lo vivido durante el año. “Realmente estamos muy felices después de todo el esfuerzo, el trabajo y los viajes por todo el mundo. Demostramos que sí se podían hacer las cosas, logramos el título mundial para México y creemos que es un logro muy relevante para el país, para nosotros, para el equipo y para toda la tripulación”, señaló, dejando claro que detrás del triunfo hubo una convicción que nunca soltó.
El piloto insistió en que su campeonato envía un mensaje claro a quienes buscan abrirse paso en un deporte que exige sacrificios constantes. “En México sí podemos hacer las cosas y hacerlas muy bien. Creo que este mensaje debe transmitirse a las nuevas generaciones y a todo el deporte motor nacional, para que sepan que los objetivos se alcanzan con trabajo y esfuerzo. Es un título muy complicado, pero demuestra que está al alcance de quienes están dispuestos a luchar por él”.
El año terminó con números que reflejan la dimensión de su temporada: 114 puntos y tres victorias consecutivas en Italia, Grecia y Chile. Cada uno de esos resultados fue posible gracias a un plan que, según explicó, se construyó minuciosamente desde México y se reforzó en cada país del calendario. El Škoda Fabia RS del equipo VP Garage se volvió la herramienta ideal para convertir esa estrategia en puntos y, finalmente, en una corona mundial.
Granados detalló que cada rally requería una preparación extensa. “A cada rally le dedicamos entre dos y tres semanas de preparación, a pesar de que la competencia dura únicamente siete días. Sabíamos que para alcanzar el objetivo era necesario redoblar esfuerzos, por lo que hacíamos test de dos o tres días antes de cada fecha y complementábamos el trabajo en México con entrenamientos”.
Consciente de la exigencia del campeonato, subrayó que enfrentar a los pilotos más fuertes del mundo solo se podía hacer con disciplina. “Ir a pelear contra los mejores pilotos del mundo en esta categoría y lograr ese objetivo, es más que nada disciplina, hacer las cosas bien y cuando haya tropiezos, levantarte y seguir adelante. Eso es lo que nos pasó esta temporada”.
Una parte esencial del título estuvo en la conexión con VP Garage, un equipo formado mayoritariamente por mexicanos que sorprendió dentro del paddock por su organización y precisión. “Llegar con un equipo con el 80 por ciento formado por mexicanos fue espectacular, sabíamos hacer las cosas y creo que fue de los mejores equipos en la WRC2 con los recursos que teníamos porque hicieron las cosas de manera espectacular”, recordó.
El momento de asegurar el campeonato se convirtió en un desahogo colectivo. “Cuando logramos el título, el equipo dirigido por Víctor Pérez Couto fue un mar de lágrimas de felicidad. Beto, José, ‘Chino’, Édgar, Sergio y Gabriel decían que eran los más fregones del mundo y lo lograron. Basta imaginar lo que enfrentaron en los primeros rallies, cuando fueron subestimados y pocos creían en su capacidad”.
Granados ya piensa en defender la corona en 2026, temporada para la que el propio WRC lo ha invitado a regresar con apoyo logístico y de patrocinios del nuevo promotor. “Vamos a repetir el 2026 en busca del bicampeonato, nos lo está ofreciendo el mismo WRC, quien nos está invitando a participar con patrocinios del nuevo promotor, esto significa una gran ventaja, ya que tengas el apoyo de toda la logística para ir a competir te facilita todo”.
El campeón mexicano cerró así un capítulo histórico, mientras abre otro con la mira puesta nuevamente en la cima.
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