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Gerson Gómez

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A medio tiempo

Llegó como una oclusión. A la baja de peso sin la necesidad de dieta. Del lado izquierdo al frente. Por el carácter sanguíneo flemático muchos de nuestros cambios de humor se canalizan al estómago.

A nuestros 52 años, algo más de la middle life crisis, muchas determinaciones han sido placenteras. Otras nos han privado de serenidad. Debemos de hacer una pausa obligada. Pasar al quirófano. Retirar un tramo aun incierto de intestino.

Como millones de mexicanos, sin la seguridad social o apenas sobreviviendo multichambistas, los cambios de la 4T no han sido beneficiosa. Navegamos con bandera blanca. Reír de las tragedias cotidianas. Si somos la ciudad más contaminada. Debemos estar orgullosos de las empresas contaminantes. No solo la nacional PEMEX. También las que antes fueron del grupo Monterrey y que ahora son parte de consorcios internacionales.

Al apropiarse de la producción refresquera, de cerveza, de energía y hasta de acero. Nuevo León no es tierra de progreso sino de saqueo. Estábamos peor cuando andábamos desnudos. Viviendo en el mismo barrio los poderosos y el menesteroso.

Nos conocían de nombre. Ahora solo levantan las bardas. Se esconden entre vados de la Loma Larga, el Huajuco y hasta la sierra hermosa de la Villa de Santiago.

Nos quedan, tal vez, algunas páginas por escribir. Si no lo han notado, evito el uso del feo que. Es la mosca sucia en las oraciones primarias y secundarias de un editorial. Incluso de una nota informativa. Una entrevista y una crónica.

Les prometemos, si nuestro Padre Celestial lo permite, después de estas vacaciones forzadas y sin remuneración económica, continuar dialogando con ustedes.

Por lo pronto, ya hice las paces con mi conciencia. Me llevo a la clínica una barra de jabón Zote. Ese si limpia hasta los lugares más difíciles. También toallitas húmedas y Los Rituales del Caos de Carlos Monsiváis, la versión corregida.

Donde eliminó la crónica de Gloria Trevi, a quien la memoria social, le olvida su participación activa en la pederastia de cientos de niñas con sueños de artistas.

Los mantendré al tanto. No olviden de leer a Catón. Es quizá, el último gran periodista y columnista del diarismo, lucido y vivo.

Aquí, o allá, en el de Dolores y el Carmen de la avenida Venustiano Carranza en los límites del primer cuadro de Monterrey, nos leemos o nos vemos.