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Gerardo Ledezma

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Buscan borrarlos del mapa

El próximo debate sobre la posible desaparición de los órganos autónomos en México, promovido por Morena y sus aliados, es un momento crítico para el futuro de la transparencia, la regulación y el control ciudadano en el país.

Entre las instituciones que podrían ser afectadas se encuentran el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai), la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), entre otros.

El impacto de esta reforma, que podría votarse en la Cámara de Diputados entre el 11 y 14 de noviembre, se reflejaría en la centralización del poder y en la reducción de los contrapesos democráticos.

Eliminar estos órganos autónomos podría dejar a México en un terreno incierto en temas como la protección de datos personales, la transparencia en el uso de los recursos públicos y la libre competencia económica.

Instituciones como el Coneval, encargado de evaluar las políticas sociales, o la Comisión Nacional de Hidrocarburos, fundamental para la regulación del sector energético, desempeñan funciones especializadas que fortalecen la gobernanza.

Concentrar estas responsabilidades en manos del Ejecutivo no garantiza la misma imparcialidad ni la especialización técnica con la que han operado hasta ahora.

La discusión que tendrá lugar en el Congreso no es solo una cuestión de números o de votos, sino de la visión de país y de gobierno que queremos.

La desaparición de los órganos autónomos implicaría un cambio en el equilibrio de poder, en el cual la independencia de la gestión pública sería significativamente limitada.

Si bien la eficiencia y la austeridad son objetivos válidos, debe prevalecer el interés de preservar la transparencia y los contrapesos que sustentan una democracia saludable.