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Gerardo Ledezma

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¿Y quién mueve realmente el suelo en México?

El suelo de Nuevo León volvió a temblar. A las 19:30 horas de este domingo, un sismo de magnitud 4.5 sacudió Montemorelos, y aunque no hubo daños reportados de gran magnitud, cuarteaduras, daños a algunas viviendas, el sacudón no pasó desapercibido en Monterrey, San Pedro, Guadalupe , San Nicolás, Santa Catarina y García.

En redes, en las calles y hasta en las sobremesas se repitió una sola pregunta: ¿fue el fracking? Porque en este país los temblores no solo provienen de las fallas geológicas. También los provocan las fallas institucionales, los vacíos de autoridad y las sacudidas políticas que, a diferencia de los sismos, parecen no tener fin.

Y hablando de sacudidas, una de proporciones históricas se registró al norte del país. La gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda, confirmó que su visa estadounidense fue retirada. No es poca cosa. La jefa del Ejecutivo estatal reveló que recibió la notificación poco después de que su esposo, Carlos Torres, enfrentara una medida similar. “Mi respaldo hacia él no es solo personal, es moral y es político”, escribió ella en su cuenta de Facebook, asegurando que “Carlos ha actuado siempre con integridad”.

Lo que en otros tiempos hubiera provocado un escándalo nacional, hoy apenas se pierde entre tantas turbulencias. Porque lo que una vez fue inédito ahora se normaliza. Gobernadores sin visa. Funcionarios que no pueden pisar territorio estadounidense. ¿Cómo llegamos hasta aquí? Fácil: mientras se habla de transformación, los privilegios se reciclan, la opacidad se afianza y la desconfianza crece. Y así como se duda del origen de los temblores, también se duda de las instituciones.

Una prueba clara de ello es lo que está ocurriendo con la elección de jueces. El 1 de junio se vivirá un proceso sin precedentes. Y sin embargo, mientras el INE promete transparencia en los cómputos distritales y asegura que “no es un PREP, no es un conteo rápido”, lo que verdaderamente inquieta no es la logística del voto, sino los nombres en la boleta. Hay 16 aspirantes con señalamientos, cuestionados incluso por el Senado de la República. Pero ahí siguen. Nadie los ha bajado. ¿Por qué? ¿Qué hace falta para quitarle el poder a quienes se sirven del sistema?

En un país donde los temblores se sienten en la tierra y en el alma pública, lo que más urge no es el conteo de votos ni las aclaraciones diplomáticas. Lo que más se necesita es sacudir las estructuras que permiten que las mismas mafias, de siempre, intenten salir una vez más con la suya.