En una sesión cargada de acusaciones, la bancada del PRI en la Cámara de Diputados votó en contra de la reforma constitucional que otorga a la Guardia Nacional un mando militar, advirtiendo que se trata de un proyecto de centralismo y control autoritario.
“Si queremos resolver el problema de la inseguridad, no se necesita una Guardia Nacional con fuero militar. Se necesita una estrategia integral, una policía profesional, un Estado garante de los derechos y una Guardia Nacional con mando civil, como se prometió en campaña”, señalaron los legisladores.
El diputado Alejandro Domínguez alertó que la modificación a los artículos 76 y 78 de la Constitución “no busca profesionalizar la seguridad pública, sino consolidar un proyecto de militarización”. A su vez, Nadia Navarro llamó a dejar “la obediencia a ciegas y el voto masivo sin reflexión”, mientras que Xitlalic Ceja acusó a la mayoría oficialista de haberse convertido en “una oficialía de partes sumisa al Poder Ejecutivo”.
Los priistas, coordinados por Rubén Moreira, denunciaron que el dictamen “transforma a las y los ciudadanos en enemigos del Estado” y advirtieron que convertir a la Guardia en una institución castrense “representa un golpe de Estado a nuestra democracia”.
Aunque reiteraron su respeto a las Fuerzas Armadas, subrayaron que su papel debe centrarse en la defensa nacional, no en tareas civiles de seguridad. Señalaron además el deterioro de la seguridad en el país, con más de 250 mil homicidios dolosos, crecimiento del crimen organizado, tráfico de fentanilo y expansión de la extorsión.
Las diputadas Abigail Arredondo, Ana Isabel González y Ariana del Rocío Rejón, así como el diputado Erubiel Alonso Que, presentaron reservas al dictamen, pero fueron rechazadas por Morena y sus aliados. “La Guardia Nacional tenía como esencia proteger y salvaguardar a este país, pero hoy lo único que están haciendo es debilitar a esta corporación”, concluyó la bancada tricolor.
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