La llegada del otoño trae consigo una explosión de colores cálidos como el naranja, café y amarillo, que no solo transforman el paisaje, sino también inspiran la creatividad, especialmente en los niños. Esta temporada, marcada por celebraciones culturales y tradiciones, ofrece una oportunidad única para fomentar el aprendizaje sensorial y artístico a través del entorno.
En México, el color es un componente esencial de la identidad cultural. Desde los símbolos patrios como la bandera nacional, hasta expresiones del arte popular como los alebrijes, textiles artesanales y papel picado, los colores narran historias y conectan con las emociones. Durante el otoño, esta paleta cromática se enriquece con elementos propios de la estación y festividades como el Día de Muertos.
Asociar los colores con las estaciones del año no solo es una forma efectiva de aprendizaje visual para los niños, sino que también estimula su memoria, observación y desarrollo emocional. Así como en Japón existe una tradición llamada kōyō, que celebra el cambio de color en las hojas, en México el otoño se convierte en una invitación a explorar el arte, la naturaleza y las raíces culturales.
Para acompañar este proceso creativo, Crayola ofrece materiales diseñados especialmente para potenciar la expresión artística infantil. Entre ellos destacan sus plumones Swirl, que combinan dos colores en un solo trazo, brindando una experiencia visual única, así como sus lápices de colores resistentes y fáciles de borrar, ideales para experimentar sin temor a equivocarse. Estos productos no solo facilitan la expresión libre, sino que también estimulan la imaginación y refuerzan habilidades motoras y cognitivas.
El arte, especialmente en esta temporada, se convierte en un medio poderoso para que los niños desarrollen habilidades cognitivas, coordinación y confianza, mientras construyen puentes entre la tradición y la imaginación.
Por: BCPF – eitmedia.mx
